Un consejero del Dépor en contra de la ampliación de su capital social con Abanca

El Deportivo tendría que haber aprobado el pasado mes de marzo una ampliación de capital social de 35 millones de euros que suscribiría el banco gallego, pero la pandemia impidió la Junta
Carlos A. Sánchez
España
25.05.2020
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Las últimas auditorías contables que se han realizado en el Deportivo, y que son públicas, son las de los años 2014/2015, 2015/2016, 2016/20172017/2018 y 2018/2019 años en los que Constantino Fernández Pico y su equipo presidieron el consejo de administración del club herculino. No se conoce aún el resultado de la auditoría del año pasado, en donde la gestión ya fue compartida. Hasta mayo de 2019 el consejo lo presidió Tino Fernández y a partir de mayo la gestión fue capitaneada hasta diciembre por Francisco Zas. Este mes de enero, tomó el relevo Fernando Vidal, previa presidencia interina de Antonio Armenteros. Fernando Vidal fue consejero en los primeros años de Tino Fernández como presidente.

Es importante aclarar los años de publicación de las cuentas con la que comienza este artículo. Antes de la llegada del actual presidente del grupo Altia, Constantino Fernández, el club estuvo intervenido por AD Cryex, S.L.P., por orden judicial al solicitarse el concurso de acreedores. Las personas que se encargaron de la administración fueron el madrileño Francisco Prada Gayoso y el abogado coruñés Rafael Fernández Maestre. El informe que se envió al juez el 14 de marzo de 2013 decía que el Deportivo no habría presentado la memoria de la empresa. También recordaban lo siguiente: "El Código de Comercio contiene, en sus artículos 25 a 33, las principales normas imperativas sobre la ineludible obligación que alcanza a todo empresario, y desde luego a las sociedades anónimas, en cuanto a llevanza de la contabilidad y requisitos de los libros oficiales. El artículo 27 impone el deber de presentar los libros de llevanza obligatoria al Registro Mercantil. Estos deberes han sido incumplidos por la sociedad deudora. Los libros obligatorios (Diario e Inventarios y Cuentas Anuales) se forman mecánicamente, por ordenador; pero los correspondientes a los ejercicios 2007/08, 2008/09, 2009/10, 2010/11 y 2011/12 fueron legalizados con enorme retraso, entre los días 19 de diciembre de 2012 y 3 de enero de 2013, es decir, prácticamente a la vez que se solicitaba la declaración de concurso”.

Además de esta irregularidad, los administradores informaban al juez que “tampoco existe libro de actas, ni de la Junta ni del Consejo. No es posible conocer si es que no existían los libros porque nunca se habían confeccionado, o estaban preparados pero no fueron objeto de legalización; por el aspecto que presentan, nos inclinamos por la interpretación de que se imprimieron y encuadernaron por el tiempo en que se llevaron al Registro, sin que antes hayan existido, al menos estos mismos libros”. Entendían entonces los expertos concursales que las cuentas del club de los años anteriores se habían hecho al mismo tiempo que se preparaba la documentación para solicitar el Concurso voluntario de acreedores.

Para Prado y Maestre, “con independencia del aspecto formal de los libros, la sociedad se ha apartado también de las exigencias normativas en cuanto a los principios y criterios de contabilidad, particularmente el principio de prudencia, que impide registrar beneficios no realizados”. Así, la conclusión que acordaron fue determinar que el valor de los créditos concursales sumaban más de 156 millones de euros con un déficit patrimonial de más de 82 millones de euros y señalaban que “el conjunto de bienes y derechos de que puede disponer la sociedad representa menos de la mitad (el 47,2 por 100) del montante de las deudas concursales”. Además, explicaban que “a 30 de junio y 31 de diciembre de 2012 la situación que se desprende de los balances es diferente, aparentando suficiencia financiera, es solo porque esos balances no muestran la verdadera imagen, al estar desfiguradas las deudas para con la Agencia Tributaria. Los administradores han incumplido manifiestamente, durante años, la obligación legal de solicitar el concurso, y acudieron a ello cuando ya materialmente les era imposible continuar ni un día”, aseguraban los administradores concursales en el año 2014.

El pasado 9 de enero, quien firma este texto, en la rueda de presna que sirvió para la presentación de un acuerdo entre el Deportivo y Abanca para la conversióin de un préstamo en acciones muy necesarios para el mercado de invierno, preguntó al presidente del banco gallego, Juan Carlos Escotet. "¿Conoce usted como banquero alguna empresa española o extranjera que tenga una situación parecida a la del Deportivo?" Su respuesta fue: “nunca he visto una empresa tan escarallada como esta”. La palabra gallega “escarallada” se podría traducir como “esconojada” y fue el titular de todos los medios de comunicación de ese día por la descripción gráfica que suponía visualizar la situación patrimonial del equipo de Segunda División.

Volviendo casi al presente. El club presentó en fecha y forma sus cuentas anuales a partir de 2014. Auren, empresa experta en auditoría de cuentas, fue la encargada de realizar el examen independiente de los registros, balances, activos, pasivos, patrimonio y cuentas del Deportivo La empresa sostenía que su informe reflejaba la realidad contable del club y que representaba la imagen fiel de la entidad. La deuda a largo plazo reconocida era de más de 97 millones de euros, a corto plazo más de 3,6 millones y se reconocían acreedores comerciales por valor de casi 14 millones de euros. Es decir, había cola para cobrar en el Dépor las deudas pendientes. Al año siguiente, Auren firmó la auditoría reconociendo más de 90 millones de euros de deuda a largo plazo, poco más de 8 millones a corto plazo y acreedores comerciales por más de 4,7 millones. En 2016, la empresa auditora Aulen explicaba que “como consecuencia de las pérdidas acumuladas de ejercicios anteriores, el patrimonio neto de la Sociedad al 30 de junio de 2017, arroja un déficit patrimonial de 76.909.196 euros (83.490.323 euros al cierre del ejercicio anterior), incurriendo la sociedad en una de las causas de disolución contempladas en el artículo 363 de la Ley de Sociedades de Capital, a no ser que el capital social se aumente o se reduzca en en la medida suficiente para restablecer el equilibrio patrimonial. Asimismo, tal y como señala en la nota 2.4, de la memoria adjunta, el balance de situación al 30 de junio de 2017 presenta fondo de maniobra negativo en un importe de 10.987.885 euros (7.589.939 euros al cierre del ejercicio anterior). Tal y como se informa en la nota 2,4, de la memoria adjunta, las Cuentas anuales han sido formuladas por los Administradores asumiendo que la actividad de la entidad continuará ya que, tal y como se expone en dicha nota, los Administradores esperan que con el apoyo financiero de sus accionistas y de terceros, fundamentalmente a través de la ampliación de capital social, de la refinanciación de la deuda, así como de su capacidad para generar beneficios y recursos suficientes que le permitan atender sus deudas y realizar sus activos en el curso normal de su actividad”. Es decir, consideraban oportuna la viabilidad de la empresa por su número de socios, los ingresos por derechos de televisión y la publicidad que generaba, pero advertía de la necesidad de una ampliación de capital para reducir el riesgo patrimonial de la entidad. Con Tino Fernández la ampliación de capital, salvo una menor a la que obligó a Hacienda para suscribir el acuerdo del concurso privilegiado, no fue una opción. Se destinaron los recursos disponibles pagando todas las cuentas con acreedores, deudas y jugadores religiosamente, sin fallar un solo pago. Ese apunte de Auren, recomendando la necesidad de una ampliación de capital social, volvió a repetirse en las cuenta anuales de los ejercicios siguientes, mientras la deuda se rebajaba poco a poco cumpliendo con cada una de las exigencias que llegaban a sus oficinas, lo que le valió para recobrar su imagen de credibilidad ante los rectores de la Liga de fútbol profesional. Para conseguirlo tuvieron que chapotear en varios charcos. Incluida la modificación de una ley en el Senado para periodificar un ingreso en los años del concurso evitando pagar el beneficio fiscal a la Agencia Tributaria en un solo ejercicio como exigía el ministro Cristóbal Montoro, lo que hubiera liquidado al club.

El club reconoce en la actualidad que aún debe pagar 89 millones de euros en deudas contraídas. 68 millones fuera del concurso de acreedores y 21 pendiente de la deuda concursal. No hay que olvidar que el Dépor consiguió librarse de 45 millones de deuda privilegiada con Hacienda, tras un acuerdo firmado por el club que presidía Tino Fernández con Abanca y que obliga a la entidad herculina a devolver esa cantidad más intereses durante quince años. En ese momento, el Dépor estaba en Primera División.

Con el Dépor en Segunda División, asfixiado por los resultados y en puestos de descenso, el nuevo presidente negoció con el banco gallego del venezolano Juan Carlos Escotet una operación que permitía al club fichar refuerzos en el mercado invernal con el objetivo de evitar el descenso a Segunda B, ya que en esa categoría la gestión del club seria “inviable”, según confesó Vidal a RadioMarca la misma noche en que fue elegido como nuevo presidente. Unos días antes, con Escotet a su lado en la presentación del acuerdo con Abanca, Vidal afirmó: “No quiero ni pensar en un descenso a Segunda B. Si no hubiéramos firmado el crédito con Abanca, estaríamos fulminados”.     

Durante la pandemia por el coronavirus, y con un nuevo consejo de administración desde el pasado 14 de enero, se han precipitado algunos acontecimientos. Algunos imprevistos. El pasado 25 de abril, José Benito González-Dans, dimitió como director general del Deportivo. Además, fue el director financiero durante todo el mandato de Tino Fernández. Tras el primer acuerdo con Abanca, el 29 de junio de 2017, Dans se convirtió en el hombre de negro de la entidad financiera gallega dentro del Deportivo. El hombre que aseguraba la viabilidad de las cuentas y que realizaba un control férreo del presupuesto y del pago de todas las deudas. La salida de Dans del Deportivo no está siendo bien vista en Abanca, al punto que actualmente, es un trabajador de Abanca, ahora en el Dépor, David Villasuso, el nuevo hombre de negro del banco gallego dentro del club herculino. No ha sido el único capítulo tormentoso que se ha precipitado sobre el club en los últimos días. De hecho, algunas nubes borrascosas aún están por disiparse, como el papel que jugará Domingo Catoira al frente de los fichajes del club, lo que abre la incógnita sobre el futuro del actual hombre de confianza, Richard Barral, para realizar las incorporaciones y la elección de las operaciones de jugadores a realizar. Barral ha sido el encargado de lograr las contrataciones invernales con las que el Dépor logró en una asombrosa racha que le ayudó a salir de los puestos de descenso con la batuta de Fernando Vázquez al frente. 

Pero sin duda, la tormenta con más aparato eléctrico la ha propiciado un consejero del Deportivo. Se trata del ex presidente de la Federación de Peñas, ahora investido por la Junta de accionistas como directivo del club. Antes coqueteó con la posibilidad de poder presidir un proyecto y ponerse al frente del club, pero no tuvo éxito. Paco Zás fue presidente entonces, aunque de esa Junta de Accionistas también quedó claro que si podía haber alguna alternativa en un futuro a corto plazo sería, con seguridad, Fernando Vidal. En dicha Junta mostró tener una gran fuerza entre los accionistas descontentos que comenzaban a significarse. Otero reapareció a finales del año pasado. En enero avaló la operación de préstamo convertible en acciones con Abanca. Apareció en primera fila en la foto y formó parte de la candidatura de Fernando Vidal. Incluso entró como consejero en situación interina, tras forzar la dimisión en pleno del consejo de Francisco Zas, antes incluso que su presidente, Fernando Vidal, que aquel momento se encontraba fuera del país.

Para el pasado mes de marzo estaba prevista una nueva Junta de accionistas para aprobar el acuerdo con Abanca. Si bien, el acuerdo que se llevaba a la Junta era mucho más ambicioso del que se había presentado en enero iniclamente. Además de los 5 millones que Abanca se comprometía a suscribir en acciones (que fueron los que posibilitaron elevar el límite salarial del mercado de invierno), la entidad bancaria se comprometía a suscribir 30 millones de euros más. Lo que convertiría a Abanca, con casi toda probabilidad, en el accionista mayoritario del club. El estado de alarma, decretado tres días antes de la Junta, imposibilitó que se celebrase esta asamblea crucial para el futuro del club.

Lo que no estaba previsto en el guion fue que el pasado 20 de mayo, Otero enviase una carta a través a todos los medios de comunicación, para cuestionar y dinamitar la difícil operación que sus colegas habían logrado negociar con Abanca. En dicha misiva se preguntaba qué resolvía la capitalización o la venta del Deportivo. Se oponía a la operación preguntando si “no estaremos mal vendiendo la vaca para mañana tener que comprar la leche”. Y aludiendo a las palabras de Escotet sobre la situación del Dépor aseguraba: “a ver si va a resultar que el Deportivo no está tan escarallado”.      

Las declaraciones causaron un enorme enfado entre sus colegas de Consejo. Tambien en Abanca. Pero la traca final ha llegado hoy. De nuevo a través de la agencia EFE, el consejero díscolo asegura que la deuda con la entidad financiera es menor de lo que se dijo y sostiene que el club es viable también en Segunda B si vende parte de su patrimonio. “El Dépor puede cumplir el calendario de pagos, incluso podría ser viable en Segunda B. El club no necesita venderse, lo que necesita es gestión, buena gestión, y adaptar la estructura del club a las circunstancias de cada momento. La deuda es mucho menor de lo que nos habían contado”.

El consejero del Deportivo, Miguel Otero, no ha presentado pruebas para soportar sus manifestaciones. Asegura que se lo impide su posición como consejero, ya que de revelar secretos del Consejo tendría  consecuencias penales, ya que su puesto como consejero está supeditado al cumplimiento de obligadas normas de confidencialidad y, por tanto, el deber de respetar el secreto de las reuniones del club.

Las cuentas del Deportivo que se conocen son las que se han recordado en este artículo. La conversión en acciones de la deuda es una recomendaciòn de la empresa que audita las cuentas del club herculino, tal y como se ha detallado al principio de este reportaje. Las cuentas anuales observan un desequilibrio patrimonial de más de 70 millones de euros en la actualdiad. En condiciones normales, la empresa habría sido liquidada hace tiempo. La firmeza y la solvencia de las operaciones suscritas desde el año 2014 han dado oxígeno al club, a pesar de las exigencias financieras que debió afrontar. El acuerdo con la Agencia Tributaria que logró firmar Tino Fernández fue la primera botella de oxígeno a la que se agarró el club. La segunda fue el acuerdo con Abanca, que sirvió para liquidar la deuda privilegiada con Hacienda, que mantenía sobre la entfdad una espada de Damocles y  le restaba competitividad al club. Esas exigencias económicas de obligado cumplimiento debieron manejarse al mismo tiempo que se trataba de hacer un equipo solvente para tratar de mantenerse en la máxima categoría del fútbol español. Ese manejo, a veces errático en lo deportivo, acabó cosechando malos resultados que provocaron la destitución consecutiva de varios entrenadores: Víctor Fernández, Víctor Sánchez del Amo, Gaizka Garitano, Pepe Mel, Cristóbal Parralo, Clarence Seedorf, Natxo González, José Luis Martí, Juan Antonio Anquela y Luis César, los tres últimos con Zas al frente. Aún así, el Dépor sigue soportando una carga monstruosa con pocos bienes liquidables para rebajar el peso. Entre ellos, los campos de entrenamiento de Abegondo y unas instalaciones de hostelería frente al estadio de Riazor, además de un piso en el centro de la ciudad, en donde se encuentran las oficinas del club.

La operación de ampliación con Abanca, que probablemente se aprobará entre los meses de junio y julio, será como una nueva bomba de oxígeno. El actual consejo de adminstración espera conseguir con ella más liquidez, la que le permita aumentar su menguante límite salarial -cada año dispone de menos capital para invertir en la plantilla-. Una plantilla que el próximo año jugaría en Segunda División si finalmente consigue eludir el descenso a Segunda B.

En medio de la tormenta está la Liga. El pasado mes de enero permitió al consejo de administración entrante fichar a varios jugadores y a Fernando Vázquez para eludir el descenso de categoría. El acuerdo tenía una cláusula. Que el préstamo de Abanca fuese convertible en acciones. La conversión en acciones tenía que realizarse antes del 31 de marzo. La pandemia evitó la ampliación por fuerza mayor. Pero la exigencia de la Liga no va a desaparecer. El Deportivo podría jugarse un descenso administrativo si no cumple con sus requisitos, por no hablar de la postura que podrían manejar otros clubes de Segunda que no pudieron aprovecharse de aumentar su límite salarial en el mercado invernal y reforzarse. Podrían alegar, en caso de que no se cumplan las normas, que con el Dépor ha existido una doble vara de medir o competencia desleal.

El ex presidente del Deportivo de A Coruña, Augusto César Lendoiro, escribía el 14 de enero un artículo que tituló "Réquiem por un sueño". Lendoiro recordaba cómo en 1992 tuvo que convertir al club en una Sociedad Anónima Deportiva, entre otras cuestiones por las deudas que tuvo que soportar cuando llegó a la presidencia. Consiguió rentabilizar la operación, antes de construir el Súper Dépor, patrimonializando el club con una entrada de una importante masa social, logrando que más de veinte mil accionistas adquiriesen dos acciones del Dépor obteniendo a cambio numerosas ventajas sociales -asientos preferentes en el estadio, descuentos en los abonos, etc-. Convirtió el capital del Dépor en capital popular. Hoy, esa fuerte masa social sigue siendo un argumento de apoyo muy fuerte para el sostén de las cuentas anuales del club y para creer en su viabilidad deportiva. Al final de su artículo, conocedor del acuerdo de conversión de deuda por acciones de Abanca y sabiendo lo que suponía la entrada del nuevo consejo explicaba: “en la Junta debería aclararnos de verdad dos temas fundamentales para que nuestro voto no sea un canto al sol: ¿cuáles son los puntos básicos de su programa? y ¿qué acuerdo presente y futuro se firmará con Abanca? A esa hora, en el Palacio de la Ópera, nuestra magnífica Orquesta Sinfónica ensaya el Réquiem de Mozart, su homenaje póstumo a un precioso sueño que se desvanece”, lamentando que dicho capital popular acabe reconvirtiéndose en capital financiero.

En otro artículo, muchos meses antes, el 28 de junio de 2018, Lendoiro apeló a la unión de todo el deportivismo coincidiendo con el vigésimo sexto aniversario de la conversión del club en SAD. El arguemnto de la unidad también fue esgrimido cuando decidió dar un paso atrás y ceder el puesto de presidencia a Tino Fernández en 2014. El artículo se titulaba “Olvidemos nuestro enfado y volvamos al amor”. Al final de su escrito citaba al que hoy es consejero díscolo del actual consejo de administración del Deportivo, y que aspiraba en aquél momento a presidir el club: “El Deportivo precisa la unión de todos, porque ascender esta temporada es mucho más que un objetivo, yo diría que casi es una obligación. Que nadie se olvide que para ello todos somos muy necesarios. ¿Sería el regreso de Juan Carlos Valerón, como pretende Miguel Otero, una de las prótesis perfectas para intentar curar la fractura? Reflexionemos… “y volvamos al amor”.

La carta y las manifestaciones de Miguel Otero apuntan a que en realidad se ha convertido en un caballo de Troya con un fin. Impedir la concentración de poder en un accionista mayoritario con capacidad financiera y de gestión que devuelva al Dépor a aguas tranquilas para forjar de nuevo un proyecto que le devuelva la sonrisa, el liderazgo y la oportunidad de retar de nuevo a los grandes del fútbol, como en su día logró Lendoiro con un proyecto diferente. 

  

 

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