Comenzó el partido con el FC Barcelona pensativo, tomándose su tiempo para elaborar y madurar las jugadas y el Alavés poniendo intensidad en cada jugada. Los nervios se podían ver en algunos jugadores, con una intensidad al límite y con un campo muy rápido. Estaba rápido el césped y se notaba en los resbalones de muchos jugadores.
El primer aviso del Barça llegó en el minuto 5 de juego aunque el mayor susto fue para Mascherano, que, con tan sólo ocho minutos sobre el terreno de juego, tuvo que retirarse lesionado. En una jugada aérea, se hizo una brecha, a la vez que se dolía del cuello y de la rodilla. Los médicos no lo dudaron: cambio. Lo sustituyó André Gómez.
El Alavés ponía todo el corazón e intensidad en cada jugada, muy ordenado atrás y saliendo muy directo hacia la portería blaugrana. Algunas faltas al límite se convirtieron en tarjetas amarillas como la de Edgar, que le clavó los tacos a Umtiti en la rodilla. La acción no pareció ser voluntaria pero el jugador del Alavés se llevó la amarilla.
El Alavés pudo adelantarse momentos después, en una acción tras un fallo de Piqué. El balón da en el palo y se pasea por delante de la portería del FC Barcelona. Perdía el Alavés su oportunidad. Quien no lo hizo fue Messi, que en el minuto 29 adelantaba al Barça con uno de sus goles más característicos. Coge el balón en tres cuartas partes del campo, cruza, centra a Neymar que se la devuelve para que el astro argentino la clave donde Pacheco no puede llegar.
El partido parecía encarrilado para el Barcelona pero tres minutos después, en una falta fuera del área, Theo lanza una falta imposible de atajar para Cillessen y empata el partido.
A partir del empate, las fuerzas se volvieron a equilibrar y el Alavés mandaba un mensaje: no iba a ser tan sencillo.
Sin embargo, cuando ya parecía liquidada la primera parte, Neymar en el minuto 44 y Paco Alcácer en el 47 y medio, abrieron una brecha de dos goles a segundos del descanso.
Segunda parte
La segunda parte fue más fácil para el FC Barcelona. Perdida parte de la frescura del comienzo, el Alavés lo intentó de todas las formas posibles. En algunas ocasiones, sobre todo por la banda derecha, creó peligro y estuvo a punto de marcar pero, en casi todo momento, el Barça dominó el partido y supo bajar el ritmo para ajustarlo a sus necesidades.
En el minuto 75, Sobrino empuja claramente a Neymar dentro del área pero el árbitro no señala penalti. Messi, que estaba justo delante, termina la jugada para, posteriormente, empujar y recriminar a Sobrino por su acción. Los dos jugadores se encaran y consiguen una tarjeta amarilla.
El FC Barcelona, ya con algunos jugadores del Alavés con calambres por un esfuerzo excesivo, toca la pelota y deja correr el crono para llegar al minuto 90 y proclamarse campeón de la Copa del Rey. Es su 29ª Copa del Rey, el equipo que más Copas ha conseguido.