Hablar de Erika De Souza es hacerlo sobre un mito del baloncesto en activo. La internacional brasileña, de 37 años y 1.96 centímetros de altura, nos lleva deleitando con su espectacular juego las doce últimas temporadas en la élite del deporte en España. Tras su paso por Salamanca, se ha embarcado recientemente en un nuevo proyecto profesional en las filas del IDK Gipuzkoa.
Tras el partido que enfrentó al combinado vasco con el Clarinos Tenerife, me dirigido hacia ella. Nada más terminar, los aficionados que contemplaron el intenso duelo en el Santiago Martín le piden fotografías y autógrafos, a pesar de que ya hizo lo mismo durante el transcurso de la segunda jornada de la competición en La Laguna. Con la sonrisa que le caracteriza, les atiende con amabilidad.
La deportista aterrizó esta campaña en nuestro país tras ganar la medalla de bronce con Brasil en la Americup, donde fue una de las grandes referencias de la competición. “Para mí estar con la selección brasileña es un privilegio, significa mucho para mí defender la elástica de mi país. Me encantaría poder hacerlo siempre. Viví la competición con intensidad y muchas ganas de competir duro junto a mis compañeras”, considera.
Quienes conocen a De Souza admiten que se trata de una veterana jugadora que lo da todo dentro y fuera de la pista. Una líder dispuesta a demostrar su garra y a dejarse la piel sobre el terreno de juego con tal de cumplir los objetivos del equipo. Para ella, defender la elástica brasileña es todo un privilegio y, por eso, siempre intenta estar a la altura. Sus cualidades y calidad humana son las razones de que se haya ganado el cariño de los aficionados del deporte, que la aplauden en cada pabellón.
Cuenta con una amplia a la par de envidiable trayectoria profesional. En la WNBA ha disputado un total de 12 campañas repartidas entre Los Ángeles (con el que logró el anillo en 2002), Chicago, Atlanta, Connecticut y San Antonio. En Europa ha jugado en Hungría, Turquía y España; formando parte de combinados históricos como el Ros Casares Valencia y el Perfumerías Avenida. De hecho, en su quinteto ideal de compañeras con las que ha compartido vestuario se encuentran “Amaya Valdemoro, Elisa Aguilar y Laia Palau”.
Cabe destacar que su carrera como baloncestista está caracterizada por mantener siempre un gran nivel tanto físico como mental, algo bastante complicado. La jugadora explica que la clave para rendir así radica en “esforzarse, entrenar y trabajar mucho a diario”.
Esta temporada tomo la decisión de rescindir su contrato con el Perfumerías Avenida para unirse a la disciplina del potente IDK Gipuzkoa, bajo las indicaciones de la entrenadora Azu Mugura. Entre los motivos que le impulsaron a mudarse, sobresale “cambiar de aires”.
Al respecto, manifiesta: “Hay que cambiar un poco la vida. Ya llevaba mucho tiempo en el Perfumerías Avenida y me apetecía aceptar la oportunidad de ir a Gipuzkoa. Estoy ilusionada con el equipo. Quiero ayudar a mis compañeras a disfrutar un poco más antes de que me retire y seguir jugando mi juego”.
Sobre la idea de colgar las botas, Erika de Souza manifiesta: “La verdad es que empiezo a plantearme la vida después del baloncesto. Voy a cumplir tres años de casada y quiero tener hijos. Creo que tras las Olimpiadas ya empezaré a retirarme”.
En lo que respecta al tratamiento informativo del baloncesto femenino por parte de los medios, admite que tanto en España como en Brasil es minoritario. “Creo que el baloncesto necesita tener más comunicación y amplitud. Los medios de comunicación pueden ayudar aún más en estos aspectos en comparación con los chicos. También necesitamos que las instituciones nos apoyen más para continuar avanzando”, estima.
Es innegable que la pívot es una voz más que autorizada en el baloncesto y una de las grandes referencias para los jóvenes. La jugadora lanza una recomendación para aquellos que desean dedicarse profesionalmente al deporte: “Trabajen duro. Puede que tengan talento, pero si no trabajan lo suficiente, otros les superaran.”
