“Tenemos el destino en nuestra mano”, advertía Zidane en la rueda de prensa. Y es que el equipo es consciente de que ganando los seis partidos que le quedan, incluso empatando uno de ellos, es campeón. Con esta premisa afrontan los blancos la visita a La Coruña. Un partido que, como todos los que restan hasta final de temporada, es clave para lograr los objetivos. Enfrente espera el Deportivo, un rival peligroso como local que ganó al Barcelona y empató con el Atlético en casa.
Los blancos llegan al partido tras ganar sus últimos siete compromisos fuera de casa, incluyendo visitas exigentes como las de Múnich, Nápoles, Villarreal o Athletic. “Estamos bien físicamente y concentrados en lo que tenemos que hacer”, dijo el técnico blanco. Para este encuentro, el francés recupera a Varane, aunque no podrá contar con Sergio Ramos y Bale.
Por su parte, el Deportivo ocupa la decimosexta posición y está peleando por asegurar la permanencia matemática en Primera. La mayor parte de sus puntos los ha logrado en Riazor, donde ostenta un balance de 6 victorias, 5 empates y 5 derrotas. Al margen de los buenos resultados que logró ante Barcelona y Atlético, un dato que muestra su fiabilidad en casa son los 15 goles que ha encajado (el cuarto que menos de toda la Liga como local).
Racha positiva
El Real Madrid encadena nueve años invicto en sus enfrentamientos al Deportivo (11 victorias y 1 empate). Las últimas cinco visitas a Riazor se saldaron con 4 victorias y 1 empate. El Deportivo, además, es un rival ante el que se produjeron importantes estrenos madridistas. Zidane debutó en el banquillo la pasada campaña frente a los gallegos y Cristiano, Benzema y Marcelo jugaron sus primeros minutos de blanco contra este equipo en anteriores temporadas.
