Un disparo certero. Donde más le duele a Ferrari. En Austria, Red Bull llevó a cabo el crimen perfecto, a manos de un Max Verstappen infalible en la que está siendo una primera mitad de temporada perfecta, en un nivel que otrora no habíamos visto con esta continuidad. El alboroto posterior a la carrera tras el incidente con Leclerc y la coartada final de la FIA, bajo la que se pudo escudar el equipo de la bebida energética (que días después aseguró que de no haberles dado la razón habrían "tomado medidas") no ayudó a poner de relieve como es debido el golpe real que estaba dando Red Bull.
Verstappen superaba a Vettel en el mundial de pilotos por cuatro puntos. Pueden parecer aún pocos y anecdóticos, fruto de la desorientación ferrarista y la determinación de Verstappen… pero en realidad corroboran algo más. A la espera de que lleguen los templos de la velocidad, Red Bull tiene las de ganar. Promete ser superior en Hungría, dar guerra en Alemania y contar con ventaja también en Silverstone, circuito de curvas rápidas y alta carga aerodinámica, idílico para los austriacos y negativo para Ferrari.
Binotto ya se ha apresurado a ponerse la venda antes de que la herida comience a supurar: "No esperamos que nuestro coche se adapte bien a Gran Bretaña". Red Bull ya se les ha adelantado, ganando una carrera antes que ellos en esta temporada monopólica de Mercedes, pero la verdadera derrota podría estar por venir, eso sí, más por el lado de la involución de Ferrari y las características de los próximos circuitos que por la propia mejoría de un Red Bull que a penas vio avance en la última upgrade del motor Honda en Paul Ricard.
Gasly, entre la exigencia y el maltrato
El sindicato del crimen de Milton Keynes siempre ha dejado víctimas propiciatorias a su paso. Silencios sellados que desembocaron en trayectorias frustradas para el beneficio de unos pocos. Hace exactamente un año, Pierre Gasly era un piloto bien valorado que había tenido ocasión de lucirse en varias carreras con un motor Honda aún experimental que daba para poco. Ejemplo de ello fue aquel singular Gran Premio de Baréin. Pero de la noche de Sakhir a la mañana de Spielberg han cambiado mucho las cosas; tanto es así que Christian Horner ya ha engrasado con Marko la despiadada maquinaria de tortura: "Cuanto más lo intenta, más lento va".
[Sumario]
Podría tratarse de una bravuconada más made in Red Bull, pero a mi juicio tiene un agravante. Señalan a Gasly constantemente porque quieren convencernos de que el problema está en el piloto y no en el coche. Bien puede ser así, de hecho nadie pone en duda que Verstappen está a años luz de su compañero, pero en el pasado Gran Premio, un circuito de seis curvas iba a evidenciar translúcidamente la notable disparidad de potencia entre un RB15 que adelantaba Ferraris con facilidad y el otro Red Bull, al que costaba un mundo meterle rueda a un Alfa Romeo. En esto de la Fórmula 1, si pensamos mal solemos acertar. Ya si metemos a Red Bull en la ecuación, asistimos a un juego de tahúres en el que la verdad es un concepto ampliamente subjetivo. Presiones, secretos y altas ambiciones. Son los pecados de un equipo que ahora, además, tiene licencia para ganar.