A todo deportista amateur le encanta el hecho de obtener una medalla tanto por el simple hecho de participar como por clasificarse en lo más alto del ranking e incluso ganar la competición en cuestión. La práctica totalidad de obsequios son recibidos con mucha ilusión, aunque ciertos tipos de trofeos se valoran de forma más positiva.
Concretamente nos referimos a las medallas deportivas que cumplen con una serie de requisitos. En Columna Cero hemos hablado con hombres y mujeres que recientemente, tras participar en eventos de diversas disciplinas, obtuvieron una medalla. El objetivo es claro: averiguar exactamente qué detalles son aquellos a los que más valor dan.
Disco central con una representación de la disciplina deportiva
Es habitual que, años después de haber realizado la prueba deportiva, el efecto nostálgico se apodere de los participantes y quieran consultar su vitrina en la que tienen la medalla ganada, así como enseñársela a sus familiares o amigos. Pero el resultado distaría de ser gratificante en caso de que la medalla fuera poco esclarecedora respecto al tipo de prueba llevada a cabo.
Para los deportistas amateurs es fundamental que el disco central, tratándose éste de una de las partes más importantes de toda medalla que se precie, refleje a la perfección la disciplina deportiva que guarda relación con el torneo celebrado. Por ejemplo, en el caso del bádminton un volante ha de aparecer sí o sí en dicha parte del obsequio, mientras que la figura de una persona corriendo no puede faltar en una medalla destinada a una media maratón o cursa popular.
De esta forma siempre que se contemple la medalla será fácil recordar de qué evento deportivo se trataba. Todos los deportistas con los que hemos establecido contacto han coincidido en este aspecto, aunque también afirman que el siguiente factor que detallaremos a continuación es de gran importancia para todos ellos.
Texto personalizado, otra clave muy ilusionante
Generalmente los deportistas, sean cuales sean las disciplinas que les entusiasmen, acostumbran a participar en varios eventos con el paso de los años. ¿Qué sucedería si todas las medallas obtenidas simplemente reflejasen en su disco la actividad física en cuestión? Todas parecerían prácticamente idénticas, dificultando la tarea de distinguir en qué torneo y fecha exacta fue obtenida cada una de ellas.
Por este factor es tan relevante en el ámbito amateur una personalización de las medallas, grabando un texto en las mismas que indique datos fundamentales como la fecha del evento deportivo, el lugar de la celebración –ejemplificándolo el nombre del pabellón– e incluso la región en la que ha tenido lugar.
La cinta también es importante
Es automático: basta con recibir una medalla para, al cabo de menos de un segundo, ponérsela alrededor del cuello con tal de alardear de ella y disfrutar del placer que supone su obtención tras completar satisfactoriamente la prueba física en cuestión.
Debido a ello la cinta de toda medalla adquiere una especial trascendencia. Concretamente diversos factores entran en juego a la hora de determinar si la misma es del agrado o no de los deportistas amateurs. El primero de ellos hace referencia a la calidad.
Ciertamente la buena calidad ha de estar presente en toda la medalla en sí, pero en el caso de la cinta se corre un mayor riesgo de que terminen haciéndose evidentes unos materiales que dejen que desear. Así lo ejemplifican las tan temidas roturas a pesar del poco tiempo transcurrido desde su entrega oficial.
El material de la cinta no solo ha de presentar una óptima durabilidad, sino también otras características esenciales. Una de ellas se resume en tolerar correctamente el sudor de los participantes, evitando reacciones por entrar en contacto con la piel notablemente humedecida debido al desgaste físico que exigen las pruebas realizadas. Por supuesto, adicionalmente ha de resultar cómoda, consiguiendo que el peso del disco prácticamente ni se note en la nuca.
Anteriormente ha sido sacada a colación la personalización. La misma no tiene por qué abarcar solamente el disco, sino que también puede extenderse hasta la cinta. Por ejemplo, recrear la bandera española a lo largo de toda ella en caso de que se trate de un evento deportivo internacional es una idea cada vez puesta en práctica por más entidades organizadoras, siendo conscientes de que a los participantes les hace mucha ilusión.
Por supuesto, si son competiciones y/o torneos a nivel más bien local los amateurs también agradecen enormemente que la bandera de su provincia haga acto de presencia en la cinta.
Este tipo de detalles son valorados muy positivamente, consiguiendo que el evento deportivo pase a estar siempre en la memoria de todos y cada uno de los participantes. Por supuesto, acaban calando más hondo en el caso de los vencedores, quienes a su vez disfrutan de los clásicos colores dorado, plateado y bronce en función del puesto ocupado en la clasificación.