España salvó con formidable éxito en París un partido de enorme riesgo, pues no hay muchos adversarios hoy con la pujanza de Francia, un equipo que tiene de casi todo y casi todo de primer nivel. Para conseguirlo hubo que jugar con mucha entereza, sin miedo a lo que pudiera ocurrir, con el temple preciso y una voluntad férrea, con sacrificio y humildad. Un encuentro en la cumbre en el que contó y mucho el VAR (video de asistencia al referee), nuevo sistema para consultar acciones dudosas y del que salió la anulación del gol logrado por Griezmann y la habilitación del conseguido por Deulofeu. Dos decisiones a prueba, pero que no minimizan la extraordinaria aportación del equipo español.
Tres asuntos demostraron la importancia del duelo por más que fuera un seudo amistoso: el lleno en el Stade de France, que Deschamps no guardara nada en el desván de los convocados y que su colega Lopetegui mantuviera el bloque fundamental del partido de Gijón frente a Israel, bloque que podemos catalogar como el equipo titular…o, al menos como uno de los primeros equipos titulares de España. Koke, Isco y Pedro fueron las únicas novedades por Thiago, Silva y Diego Costa. Es decir, facilidades las menos posibles.
??@julenlopetegui: "Está todo dicho de @andresiniesta8. Es un ejemplo para los chicos que empiezan. Un jugador admirable". #SEFlive
— Selección Española (@SeFutbol) 28 de marzo de 2017
Que el partido tenía mucha miga quedó claro muy pronto. A los 10’, Francia, que salió a todo gas, ya había dispuesto de dos claras ocasiones de gol, un empalme de Mbappe, la nueva estrella del fútbol galo, que sacó con una pierna De Gea a los cinco y un cabezazo de Griezmann, que bajo palos salvó Piqué cinco más tarde. Tres minutos después de la segunda de estas oportunidades, un remate de rosca de Iniesta rozó el poste izquierdo de Lloris. Andrés regresó lamentándose a propio campo.
España jugó buscando mucho las bandas, más por el lado de Pedro y de Carvajal que por el de Alba y persiguiendo a Morata como gran referente, pero sin olvidar apariciones esporádicas de Isco e Iniesta. Aunque no encontró premio a ese fútbol, largo en el toque y que dejaba en inferioridad numérica al ariete, sirvió para apaciguar a la tricolor, obligándola a recular, necesitada de cuidar sus espaldas. El electrizante fútbol de sañida de los “bleus” decayó hasta el extremo de hacerse un gran hueco entre su medio campo, el enlace con el ataque, Griezmann, y los dos delateros puros, Gameiro y Mbappe. A los 27’, una aparición soberbia de Iniesta, ahora por la derecha, acabó con un disparo que se sacó de encima como pudo Lloris.
??@julenlopetegui: "El VAR no nos ha favorecido. Ha sido la actitud de mis jugadores la que ha ganado el partido. Estoy muy contento"#SEFlive
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Al ecuador de ese duelo de gran riesgo llegó España sin daños aparentes, con la arboladura intacta y el casco sin fisuras visibles. Ni Kanté ni Rabiot, dos de los pilares centrales de los galos, habían dado señales de vida, una prueba inequívoca de que el gran flujo de fútbol francés había sido cegado. A Francia le costaba encontrar el balón, que era más de su rival, la primera de las lecciones que aprende cualquier jugador que llega a la selección española, y sin él poco podía hacer. La falta de un remate certero que sellara la entereza con la que jugaron los de Lopetegui toda la primera mitad, salvo la decena de minutos inicial, no restó méritos al rendimiento del equipo. Francia no fue menos precavida. Los segundos finales se cerraron con un disparo de Isco que atajó Lloris, señal inequívoca de que no se renunciaba a nada. Al público le supo a poco lo de su equipo maravilla, sorprendido y superado por la respuesta del español, que no esperaba. Los datos estadísticos fueron reveladores: 67% de posesión para España y más del doble de pases: 377.
A los 3’ de juego de la segunda mitad entró en acción el VAR (Vídeo de Ayuda al Refeee), prueba de la que no debían tener constancia los aficionados galos. Tras una veintena de segundos, el colegiado anuló por fuera de juego demostrado el cabezazo de Griezmann que batió a De Gea a cesión, también de cabeza, de Kurzawa, y que los aficionados celebraban como la primera diana del partido. No lo fue. Cinco minutos después, Lopetegui reorganizaba un medio campo que parecía sufrir cierto desgaste tras tanta brega. Silva y Thiago ocuparon las vacantes que dejaron Isco e Iniesta, muy aplaudido el de Fuentealbilla incluso por los aficionados franceses.
La presencia de Silva, el mejor de los españoles en Gijón ante Israel, la de Thiago y, después, la de Deulofeu le dieron a España menos contención, pero una punta más de vivacidad y de llegada que pronto granó: a los 67’ de partido un defensor francés derribó a Deulofeu. Esta vez no hubo necesidad del VAR. El claro penalti lo transformó Silva, poniendo en el marcador un resultado de lo más inesperado, al menos por los seguidores de la tricolor y para júbilo del millar de españoles repartidos por el graderío. A los 76, la “bomba” estalló en el Stade de France: Silva inició un contragolpe con un balón abierto a la izquierda por el que penetró como una bala Alba, cuyo centro remachó Deulofeu. No pareció que hubiera dudas en cuanto a su legalidad, pero el VAR volvió a entrar en acción ante la expectación general. Después de unos interminables segundos, el árbitro lo dio por bueno. Los españoles lo celebraron por segunda vez. No está nada mal eso.
La victoria de España tiene una enorme importancia por cómo se logró y ante qué equipo se consiguió. Probablemente no entraba en los cálculos de muchos, pero ahí queda. En el Stade de France donde se presumía que estamos en el comienzo de una formidable generación francesa, donde se homenajeó la memoria de Raymond Kopa, un grupo de grandes jugadores españoles dio un puñetazo en la mesa, demostrando su autoridad y competencia. Y demostró, de paso, lo mucho que hay que contar con él para el futuro. Formidable en defensa y muy sólido en el centro el equipo español acabó siendo, también, letal en ataque.
Se mereció, pues, y de largo lo mucho que obtuvo.
Bonita victoria en París!!#VamosEspaña @sefutbol
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