Si febrero es el mes que todo aficionado a la Fórmula 1 espera con más ansia, la primera presentación es como esa primera gota que cae sobre la lengua del beduino sediento tras surcar un desierto que parece no encontrar fin. No ha sido este el caso de Haas, que nos ha brindado en su estreno un insípido sorbo de su nueva bebida energética, Rich Energy, marca que añade una tonalidad oscura al coche que no ha sorprendido (ya la conocíamos desde hace meses) y que, junto a los trazos dorados de este, define una librea ya vista varias veces en la historia. Esa del John Player Special, esa que también adquirió el Lotus F1 Team desde 2011, equipo con el que comparte ahora esa similitud, que no pasó desapercibida en su presentación, pero desde luego no es la única.
Negro y dorado. La decoración elegante y llamativa abre una nueva etapa en Haas, pero frente a la frescura de lo nuevo destaca precisamente aquello que no lo es. Llama la atención lo que habitualmente pasa desapercibido porque estamos demasiado acostumbrados a verlo. Volver a ver a Grosjean con esos colores provoca esa sensación. Como un déjà vu que rememora tiempos pretéritos de un equipo que llegó a tener coche para más; aquel Lotus que muy de cuando en cuando hacía aguas por culpa de sus pilotos. Encarando ya su cuarta temporada, Haas transita por un camino semejante. Lo hace con Grosjean en sus filas, más cuestionado que hace años, cuando Maldonado le hacía parecer mejor piloto, y con una confianza granjeada en una inmerecida consolidación que garantiza Guenther Steiner.
En una temporada plagada de cambios de aires en la parrilla, solo hay dos notas discordantes que rompan la tónica. Mercedes no sorprende, porque el ganador no puede buscar otra cosa que no sea estabilidad, pero Haas, por mera higiene deportiva, sí era uno de los candidatos claros a ejercer una limpieza total o parcial en una dupla a la que le falta la sangre renovada de un Leclerc, Russell o Norris que aporte más hambre en el seno de la escudería. Es la apuesta de los estadounidenses. Rehuir la originalidad e imprevisibilidad de lo nuevo para aferrarse a lo que ya tenemos muy visto, sea su emblemática decoración o la escasamente ilusionante pareja de pilotos Grosjean-Magnussen, que iniciarán su tercera temporada juntos buscando mejorar el quinto puesto en el mundial de constructores del año pasado. Esquivando la renovación, abrazando el conservadurismo. Porque para Haas “más vale lo malo conocido”.