El Sevilla dio el pasado sábado un auténtico recital goleador, especialmente en la segunda mitad. Los segundos 45 minutos demostraron que cuando los de Machín están acertados de cara al gol, pueden hacerle mucho daño al rival. En este caso el Levante, conjunto que ya se llevó 6 goles en el partido de la primera vuelta.
El Sevilla buscaba una y otra vez la portería rival con verticalidad a pesar de que ya iba con ventaja en el marcador, balones a las bandas, contragolpes rápidos, transiciones veloces de un extremo a otro. Todo esto posibilitó la manita que lucía en el choque al final del encuentro.
Risas en la grada
Entre tanto ataque, uno de los goleadores del encuentro, Ben Yedder fue uno de los protagonistas por algo diferente a su fútbol. El ariete galo recibió un balón en diagonal al límite del fuera de juego con la defensa levantinista, controlaba y ante la mirada atónita de la grada, en la línea de fondo, cogía el esférico con la mano. El árbitro esperó unos segundos y llevándose el silbato a la boca, señaló mano. El rostro de Ben Yedder era un poema ya que según indicaba con sus gestos, había oído un silbato, nada más allá de la realidad. En ese instante el Sevilla ganaba ampliamente y en la grada se oyeron varias risas. Un anécdota para un partido que fue el disfrute de todos los presentes.