Una de las heridas que tenía abiertas el Madrid y que se terminó llevando por delante a Lopetegui fue no ganar fuera de casa. Los blancos no conseguía ganar como visitante desde el 26 de agosto, en su primera salida de la temporada que solventaron con una goleada al Girona (1-4), el Madrid no había vuelto a imponerse a domicilio. Dos meses han pasado desde aquel triunfo en Montilivi y el de ayer en Melilla. Un calvario para los blancos. Empataron ante el Athletic y perdieron el resto de sus compromisos como visitante (Sevilla, CSKA, Alavés y Barcelona). En esos cinco partidos el Madrid anotó dos goles, la mitad de los que firmó ayer ante el Melilla.
El resultado de Copa de ayer supone un punto de inflexión en muchos aspectos, y el de recuperar la confianza y los resultados lejos del Santiago Bernabéu es uno de ellos. Las actuaciones de los blancos en sus últimas salidas no estaban a la altura, no sólo en los resultados, sino también en las prestaciones. De hecho, hasta ayer es la primera vez que se adelantan en el marcador fuera de casa, porque en el triunfo ante el Girona tuvo que remontar el gol inicial de los de Eusebio.