El Sevilla puede estar agradecido al empate cosechado ante el Alavés, después de la imagen ofrecida en la segunda parte. El conjunto andaluz estuvo bien en el primer tiempo, sin un fútbol de alto nivel, pero suficiente adelantarse en el marcador y controlar el partido cómodamente. Pudo haber aumentado la ventaja, pero desaprovechó las oportunidades que tuvo. En la segunda parte, el equipo acusó un gran bajón físico y de juego que fue aprovechado por el cuadro vitoriano para empatar el partido. Incluso pudo remontar, de no haber sido por las intervenciones de Sergio Rico.
El conjunto andaluz está entrando en la fase más delicada de la temporada, esa en la que se deciden los objetivos, y parece que esté empezando a acusar el enorme esfuerzo realizado hasta ahora. Quizá, en la cabeza de los jugadores planee la eliminatoria ante el Leicester, en la que el club se juega tanto, y eso esté mermando, psicológicamente, la capacidad del equipo que, en las últimas jornadas, se le ve escaso de ideas, sin fluidez y con un ritmo muy lento, como si se estuviera reservando para el duelo ante los ingleses.
Contra el Alavés no fue la excepción, aunque el Sevilla jugó un buen primer tiempo y se adelantó con un gol de Ben Yedder, tras una buena jugada de Sarabia por el carril central, que vino precedida de un robo de Iborra en el centro del campo. Tras el gol, el cuadro hispalense controló bien el partido y no se dejó intimidar por el equipo de Mauricio Pellegrino.
Segunda parte desastrosa del Sevilla
Pero toda la estructura del Sevilla que había funcionado en los primeros 45 minutos, se vino abajo en la segunda parte. El reforzado centro del campo, con Kranevitter, N’Zonzi e Iborra, dejó de funcionar y la pelota ya no circulaba. Vitolo, bastante gris, fue incapaz de superar su marca. Sarabia ya no sorprendía por el costado derecho y Ben Yedder estuvo perdido sobre el césped de Mendizorroza. El Alavés comenzó a morder a los andaluces por las bandas con las internadas de Kiko Femenía y Theo, en busca de los remates de Deyverson. Pero el cuadro vitoriano no tenía su noche y se mostraba desacertado de cara al gol.
Sin embargo, era cuestión de tiempo que llegara el gol blanquiazul. Pellegrino movió el banquillo e hizo dos cambios de una tajada. Óscar Romeo y Katai entraron por Toquero e Ibai Gómez y el equipo mejoró sustancialmente. El Sevilla venía coleccionando pérdidas de balón en el centro del campo y, en una de ellas, el Alavés empató el partido. El recién ingresado Óscar Romeo envió un centro muy ajustado al área pequeña que ni Sergio Rico ni los centrales sevillistas acertaron a despejar y, en medio de la confusión, Katai fue el más listo de la clase, introduciendo la pelota en la portería.
Llamaba la atención que Sampaoli no hiciera ningún cambio, cuando era evidente que el equipo estaba mal. Finalmente, a falta de un cuarto de hora para el final, Vitolo dejó su lugar a Mariano y, en los últimos minutos, entraron Jovetic y Correa para intentar la victoria a la desesperada. Pero el Sevilla era incapaz de dar más de dos pases seguidos. El centro del campo vitoriano, compuesto por un gran Llorente y Manu García, ayudados por Camarasa, fue una muralla difícil de franquear para los andaluces. Aun así, Jovetic dispuso de una oportunidad en el tiempo añadido, con un lanzamiento lejano que se marchó rozando la escuadra. Pero habría sido demasiado premio para un Sevilla que ofreció su peor imagen en la segunda parte. El empate frena las aspiraciones hispalenses en la Liga, aunque queda a cuatro puntos del líder y le permite mantener una ventaja de siete puntos con el Atlético de Madrid.