360 minutos después, el equipo que dirige Ernesto Valverde sigue sin sumar de tres en tres en la Liga. La exhibición de Wembley en Champions no esconde los malos partidos realizados en Liga, incapaces los azulgranas de conseguir una victoria desde el 1-2 de Anoeta.
Las rotaciones en los tres primeros duelos y el cansancio ante el Valencia, no sirven de argumento para un equipo que se ha gastado más de 400 millones en dos temporadas con el objetivo de volver a reinar en Europa. No sirven de excusa porque el Barcelona acaba siempre dependiendo de Messi para desatascar partidos ante cualquier rival, sea el Valencia o el Bilbao.
El Barcelona de Valverde, el de los cuatro centrocampistas, acaba y empieza en Messi. Con la defensa puesta más que nunca en entredicho por encajar los mismos goles a estas alturas de temporada que en la primera vuelta del año pasado, el Barcelona depende más que nunca de su máxima estrella para ganar cualquier partido de cualquier competición.
Ante el Valencia, una vez más, Leo Messi fue el jugador desatascador. El argentino conectó con Suárez y propició el empate culé, dando vida a un Barcelona que quedó congelado tras el gol tempranero de Garay.
El argentino es el amo y señor de un Barça que sigue en ‘crisis’ en la Liga, pero que deslumbra en Europa. La mala racha del Real Madrid (dos derrotas y un empate en los últimos tres encuentros), no ha sido aprovechada por el conjunto culé que se ha visto superado por el Sevilla y alcanzado por el Atlético del Cholo Simeone.
El Barcelona sabe que para levantar una nueva Champions League, necesitan de su mejor versión en Liga. No hay Champions sin Liga, cosa que ha pasado en las cinco ocasiones anteriores, y Messi lo sabe. Lo advirtió tras el 2-4 en Londres y, seguramente, lo volverá a advertir si las cosas no siguen el camino correcto.
Tras el parón por las selecciones, llega otra prueba de fuego: el Sevilla. El equipo hispalense, que ya le hizo un traje al Real Madrid (3-0), llega al Camp Nou como líder y con ganas de poder hacer cosas importantes ante un Barcelona necesitado de puntos.
Messi, que sabe que la Liga es la máxima prioridad, volverá a ser una vez la pieza clave y el responsable de que el liderato de la Liga se quede en Can Barça.