El Ramón Sánchez – Pizjuán sabe que su momento ha llegado, y más tras el pinchazo del Real Madrid, inesperado eso sí, ante Las Palmas. Una victoria sevillista ante el Bilbao, colocaría a los de Sampaoli a tan solo dos puntos del nuevo líder, el Barcelona, aunque su posición en la tabla, al menos en este encuentro, no presentaría ningún cambio pase lo que pase sobre el césped de Nervión.
El Sevilla llega lanzado, ganó el derbi con más autoridad que juego, remontando un 1-0 adverso ante un Real Betis que no se lo puso nada fácil. Ya lo dejó claro Sampaoli en estos días: “El Betis ha sido uno de los equipos que más daño nos ha hecho”, razón no le falta al extrovertido técnico argentino, pretendido, al igual que su homólogo hoy en el banquillo —Ernesto Valverde—, por el FC Barcelona.
Mientras tanto, el Athletic llega al Pizjuán con la necesidad de conseguir un resultado positivo fuera de casa, una asignatura pendiente para los de Ernesto Valverde en esta temporada. Los dos últimos encuentros a domicilio ante Barcelona y Valencia, respectivamente, los vascos salieron malparados, perdiendo incluso a Aduriz (baja hasta marzo) en el encuentro de Mestalla.
Bajas importantes en ambos equipos
Al Sevilla le salió bastante caro el derbi. Perdió a tres de sus mejores hombres: N’Zonzi, Sarabia y Pareja. A éstas hay que sumarle la ausencia de última hora por lesión de uno de los mejores jugadores del cuadro hispalense, el centrocampista canario Vitolo Machín.
En el bando bilbaíno las cosas tampoco pintan demasiado bien. A la baja segura de su mejor hombre en la delantera, el internacional español Aritz Aduriz, hay que sumar las de Kepa, Laporte, De Marcos y Sabin Merino, todos por lesión.
Momentos contrapuestos
El Sevilla FC de la mano de Jorge Sampaoli vive un momento dulce. Pase lo que pase en Nervión ante el Bilbao, los de Nervión están haciendo una campaña histórica, luchando con los dos colosos del fútbol nacional, como son Real Madrid y Barcelona, además de seguir vivo en Liga de Campeones, dependiendo de sí mismo tras la victoria (2-1) ante el Leicester inglés.
Los números del técnico argentino superan a los de Juande Ramos, el último entrenador que fue capaz de disputarle una liga a los dos grandes. Aunque el objetivo de la liga parece aún más una utopía que realidad, ilusión y confianza no faltan en un conjunto que está respondiendo cada partido con una autoridad aplastante, digna de un equipo campeón.
Mientras que el sevillismo respira alegría, el dramatismo se ha copado con los bilbaínos, incapaces de sacar un partido fuera —solo dos en toda la temporada—, apenados por la posible marcha de Ernesto Valverde al Barça y tocados por la eliminación europea. Una victoria en el Pizjuán pondría, al menos de momento, una tirita a una situación complicada.