La regularidad es lo que marca al campeón de Liga, esa necesidad de ser constante partido tras partido es una exigencia mayúscula capaz de ser soportada solo por los mejores equipos. El Real Madrid lo es, pero en estos últimos años hay un hándicap que juega en su contra y es la irregularidad que acentúa en la competición doméstica.
El equipo blanco claudicó ante un buen Valencia en Mestalla por 2-1 y deja la liga más abierta que nunca, perseguido por un Barcelona que no anda en su mejor momento tras sufrir un revés en Europa. Pese a ello, los de Luis Enrique se han favorecido notablemente de la derrota de los de Zidane, pudiendo incluso ser líderes la próxima jornada si ganan al Atlético en el Calderón y el Madrid no es capaz de vencer al Villarreal en el Madrigal.
También se ha favorecido del descalabro blanco, el Sevilla de Jorge Sampaoli, terceros en liga y sin nada que perder, poder luchar por el título de Liga es la recompensa al trabajo y a la constancia de un equipo que no para de crecer. Sus buenas actuaciones tanto en la liga como en la Champions League, le convierten en el tercero en discordia, incluso por delante del Atlético de Madrid. Los del Cholo llevan un año muy intermitente en liga, por lo que todo hace pensar que los rojiblancos se centraran casi exclusivamente en luchar por ganar la Liga de Campeones.
Solo una liga en ocho años
Y es que como se decía anteriormente, la irregularidad es lo que ha condenado al Real Madrid estos últimos años. Un equipo capaz de levantar dos Copas de Europa en tan solo tres años pero incapaz de encadenar dos ligas seguidas desde que Florentino Pérez volviera a aterrizar en Madrid.
Las estadísticas mandan y aunque el Real Madrid sigue siendo el equipo más laureado en cuanto a ligas se refiere (32), el equipo que actualmente dirige Zinedine Zidane solo ha levantado una liga de las últimas ocho disputadas, viendo como el Barcelona ha repetido hasta en seis ocasiones en todo este tiempo, recortando distancias en el palmarés histórico.
El partido ante el Celta será clave
Aun así, el Real Madrid sigue teniendo un partido menos que sus rivales. La distancia ahora mismo no es real, ya que una victoria blanca ante el Celta de Vigo en Balaídos colocaría a los merengues cuatro puntos por encima del Barcelona, no obstante todo lo que no sea ganar dejaría la liga aún más apretada, permitiendo a su máximo perseguidor depender de sí mismo para ganar el campeonato.