En la Champions, los errores se pagan y muy caro. Y eso es lo que le ha pasado al Sevilla esta noche. El conjunto andaluz se relajó demasiado en la segunda parte cuando se puso 2-0 en ventaja y el Leicester aprovechó esa bajada de intensidad para marcar un gol que pone la eliminatoria muy abierta para la ida. Con el 0-0, Correa falló un penalti que podría haber dado más ventaja al cuadro hispalense. Al equipo inglés, muy limitado en su juego, le bastó con contenerse bien atrás, tapar las opciones de pase de los centrocampistas sevillistas y enviar balones largos a Vardy y Mahrez para rascar un resultado que no habría imaginado jamás.
Tal y como se preveía, el partido fue todo un monólogo del Sevilla que era el dueño absoluto del balón. El Leicester comenzó presionando fuerte arriba y permanecía encerrado atrás, con la consigna clara de sorprender al contragolpe. Le costaba al Sevilla tejer las jugadas y salir de su campo, a veces tenía que recurrir a pases largos. Hasta que Correa sorprendió por la derecha, ingresó en el área y fue derribado por Morgan. El árbitro no lo dudó y señaló la pena máxima que el propio argentino se encargó de ejecutar, pero su disparo, flojo y raso, lo atajó Schmeichel.
Sarabia adelanta al Sevilla
El fallo en el penalti cayó como un jarro de agua fría en los jugadores sevillistas que, por unos minutos, permanecieron algo aturdidos. Pero, en seguida, se recuperó y comenzó a buscar de nuevo la portería inglesa. En una internada magistral de Escudero, envió un fuerte centro al área que Sarabia, una vez más el centrocampista madrileño, remató a gol. Esta vez el Sevilla no perdonó y los cimientos del Ramón Sánchez-Pizjuán temblaban por el éxtasis de la afición que veía cómo su equipo se adelantaba en la eliminatoria.
Con el 1-0, el Sevilla comenzó a manejar con más comodidad la pelota y a trenzar mejor las jugadas. La presión del Leicester ya no era tan fuerte y eso permitía al cuadro andaluz pensar más y encontrar más espacios. Sarabia volvió a sorprender al portero danés con un centro que se envenenó. Luego fue Correa el que intentó enmendar su error en el penalti con un disparo potente desde el balcón del área que nuevamente despejó a córner Schmeichel. El portero danés estaba siendo, sin duda, el mejor jugador de su equipo, no sólo por la intervención en el penalti de Correa sino, también por su buena actuación en otras jugadas.
Tras el descanso, el Leicester volvió a presionar a la defensa sevillista, que materializó varias pérdidas de balón que a punto estuvo de aprovechar el conjunto inglés. El equipo de Sampaoli parecía que había salido algo parsimonioso del descanso, pero Vitolo volvió a sorprender a la zaga inglesa por la izquierda, se plantó delante de la portería, sin apenas ángulo, y su disparo golpeó en el poste. Esa sería la ocasión más clara en la segunda parte para los visitantes.
Lesión de Lenglet
A los 53 minutos se encendió la luz de alarma en el Sevilla. Lenglet cayó al suelo, su mano señalaba al aductor y pidió el campo. El francés, que hasta el momento estaba cuajando un gran partido, pese a haber llegado en el mercado de invierno, tuvo que dejar su puesto a Carriço. Pareció que la lesión de Lenglet hubiese dejado tocado al Sevilla que, desde entonces, comenzó a coleccionar una serie de errores en el centro del campo que acabaría pagando más tarde.
Correa aumenta la distancia
Cuando, precisamente, cuando peor estaba el Sevilla y el Leicester intentaba estirarse algo, llegó el segundo gol del conjunto andaluz. Jovetic, en otra brillante actuación, consiguió controlar un balón rodeado entre los centrales ingleses y, con un toque sutil, cedió a Correa que esta vez no falló y estableció el 2-0 en el marcador. Nervión empezaba ya a soñar con los cuartos de final y, quizá también el equipo que se veía muy superior en el campo a su rival.
El Sevilla se relaja y lo paga
Pero la Champions es una competición que castiga de forma muy severa los errores. Lillo, en sustitución de Sampaoli, que veía el partido desde la grada por sanción, introdujo en el campo a Iborra por Correa para tratar de fortalecer el centro del campo y parar la sangría de errores en los pases que estaba comiendo el Sevilla. Pero no evitó que Vardy acortara distancias en el minuto 72 de juego. El Leicester, con un fútbol muy rudimentario y sin ideas, sacó petróleo de donde no había y marcó un gol que obliga al Sevilla a marcar en la vuelta.
El gol de Vardy sentó como un auténtico mazazo en el equipo y en la grada. El Sevilla intentó sobreponerse para aumentar la ventaja pero no fue capaz de llegar con peligro a la portería defendida por Schmeichel. El conjunto andaluz pagó muy caro la relajación en la segunda parte y se la jugará a vida o muerte en el King Power Stadium, el próximo 14 de marzo.