Regresaba de charlar con sus ingenieros después de su primer relevo. Había luchado mano a mano con 'Pechito' López, su compañero argentino del Toyota #7. Entró en un tenso box repleto de mecánicos y personal haciendo viajes impacientes de ida y vuelta, y saludó: “¿Qué pasa?”. Sin la más mínima señal de nerviosismo, el novato de Le Mans sonreía tímidamente mientras su Toyota lideraba con cierto margen la carrera. Una carrera que se hizo ardua, lejana, cuesta arriba… pero ahí estaba él. Nunca se había ido. Estaba aquí. Y lo hizo.
Había que hacerlo, había que ganárselo; nadie iba a regalarle nada por ser quién es, ni siquiera por ser bicampeón del mundo de algo tan lejano en todos los sentidos como es la Fórmula 1. Esto es otra cosa, ya saben.
Después fue el turno de los japoneses y Kobayashi fue mucho más rápido que Nakajima hasta que recuperó el ldierato para el coche siete y además se fue hasta los 18 segundos de ventaja, pero después alargaron la tanda de Kamui y se subió Buemi al coche de Fernando, va en plena remontada hasta que salió Mike Conway, entonces se produjeron dos hecho decisivos. Primero el coche 8 se encontró con una slow zone que el 7 pudo esquivar y después recibió un stop and go de 60 segundos por ir más rápido de los permitido en el pit lane. A partir de ahí la diferencia subió a más de dos minutos. La noche y Alonso; habían que hacerlo.
[Sumario]
Y de ahí como sabe. Vuelta a vuelta, camino a camino. El asturiano realizó un relevo nocturno para el recuerdo, recortándole minuto y medio a sus compañeros de Toyota. A la locura divina.
Empezó a rodar en un ritmo imparable, para empezar a recortar la abultada diferencia de sus compañeros. Tras más de dos horas y media al volante, dejó su puesto a Nakajima con sus rivales a 43 segundos, es decir, le quitó 96 segundos en 43 vueltas.
El resto de la noche ha servido para que se cambiasen las tornas al frente de la general y el Toyota del asturiano y sus compañeros tomasen la delantera.
Mientras, con Antonio García y Miguel Molina, el de Corvette dejaba de nuevo su clase en una categoría súper competida como es la de GTE-Pro, en lo que el de Ferrari mantenía el nivel. Esto es Le Mans…
Desde esa hora, el número 8 controló la situación. Toyota había confiado en Alonso y el asturiano les había devuelto el favor sacándole el máximo provecho al coche. El camino quedó más claro cuando, a falta de una hora y media, el Toyota número 7 sufrió un problema y tuvo que pasar por boxes. En ese momento, la distancia entre los dos coches, que se había mantenido en torno a los 35 segundos, aumentó. Ya no se contaba en segundos, sino en una vuelta y media. El coche de Alonso había doblado, por fin, al otro Toyota.
Así celebra @alo_oficial su histórica victoria en las @24hoursoflemans pic.twitter.com/rxKiHtuyaX
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) June 17, 2018
En el resto de categorías, el Porsche 911 RSR de GTE Pro que comandar on Michael Christensen, Kevin Estre y Laurens Vanthoor supieron aprovechar los Safety Car para poner dos minutos de por medio con todos sus rivales. Una ventaja insalvable si se deja en manos del mejor coche de la clase reina de los GT. Antonio García, como cada año, tuvo una actuación estelar para acabar quinto. Miguel Molina fue la cruz, con la carrera atravesada desde la misma tarde del sábado, en la que al menos pudieron terminar en el top ten.
Fue Nakajima el que cruzó la línea de meta compensando el sinsabor de 2016 llevando el coche al triunfo dos años después. Pero el héroe era Alonso.
Finally @Toyota_Hybrid have conquered Le @24hoursoflemans! ????????#PushTheLimitsForBetter #NeverGiveUp #LeMans24 #WEC pic.twitter.com/O8JooyxPNZ
— WEC (@FIAWEC) 17 de junio de 2018
Pasa a la historia como el segundo español en lograr subirse a lo más alto del podio en este circuito francés como ya hizo Gené en 2009.
El asturiano, por fin, tiene lo que tanto merece. Ahora, junto a Toyota, ha hecho historia. Labor de equipo. Ya con segunda perla de la corona…
Super Alonso. Brutal. pic.twitter.com/fXawukP5Q3
— MrAlexF1 (@MrAlexF1) June 17, 2018