Llegó el día que todo el sevillismo estaba esperando. Esta noche, cuando el reloj prusiano de la UEFA marque las 20:45, sobre la arena del Ramón Sánchez-Pizjuán se enfrentarán los gladiadores del Sevilla y el Leicester, dos equipos llamados a hacer historia esta temporada en la Champions League. Los ingleses llegan con el ánimo por los suelos, después de encadenar una racha de malos resultados en la Premier que lo llevan al borde del abismo y que hace que muchos aficionados y algunas instancias del club piensen en pasar de la competición europea para salvar el pellejo en la liga y evitar un posible descenso. Por su parte, el equipo de Sampaoli no se fía de la mala situación de “los Zorros” e intentará encarrillar la eliminatoria, aprovechando el fortín de Nervión, para acercar el billete a los cuartos de final de la máxima competición continental, medio siglo después.
Porque el Sevilla ya estuvo entre los ocho mejores equipos de Europa. Fue en otra época, cuando todavía la televisión no había irrumpido en el fútbol para acabar gobernándolo. Entonces era la radio la que se encargaba de transmitir las emociones de un equipo que también era grande y cuyo recuerdo, teñido del color amarillento que provoca el paso del tiempo, sólo está presente en la memoria de los mayores. En aquella época, la Copa de Europa no la jugaban tantos equipos como hoy y, por tanto, no había tantas eliminatorias. Pero también era más difícil, puesto que sólo se enfrentaban los campeones de las principales ligas europeas.
El Sevilla participó en la edición de la temporada 57/58 gracias al segundo puesto conquistado en la Liga la campaña anterior y a la condición de campeón de Liga y vigente campeón del torneo europeo del Real Madrid. El conjunto andaluz eliminó en la primera ronda al Benfica, tras vencer por 3-1 en Nervión y empatar a cero en la vuelta en Lisboa. En octavos, se las vio con los daneses del Århus. En la ida, los sevillistas certificaron el pase a la siguiente ronda, al golear por 4-0 a su rival. En la vuelta, los daneses ganando con un insuficiente 2-0.
Era la primera participación del Sevilla en un torneo europeo y las sensaciones no podían ser mejores. Sin embargo, todo cambió en los cuartos de final. El rival no era otro que el Real Madrid de Di Stefano, Zárraga, Kopa y Gento. Días atrás, ambos equipos se habían enfrentado en Liga y el partido se saldó con victoria sevillista en el viejo Nervión. En una gélida noche de enero, con un Santiago Bernabéu poblado por cien mil espectadores y cubierto de nieve, el Sevilla sucumbió al poderío madridista, encajando una severa goleada. 8-0 fue el resultado final, que convirtió el partido de vuelta en un mero trámite.
Hoy, el cuadro hispalense vuelve a tener la oportunidad de meterse entre los ocho mejores equipos del viejo continente, después de haber desaprovechado otras dos ocasiones anteriormente, frente al Fenerbahçe en 2008, y al CSKA Moscú en 2010. Y, aunque la superioridad del Sevilla parece evidente, sobre todo, por el mal estado actual del Leicester, los de Sampaoli saben que no deben fiarse. “Los Zorros”, como es conocido el conjunto inglés, llegan al duelo europeo sumergidos en la preocupación por la mala temporada en la Premier, en donde no levantan cabeza y se encuentran a un solo punto del descenso. Sin embargo, su trayectoria en la Champions no es nada mala, habiendo quedado primeros de grupo, con 13 puntos, por encima del Oporto, con 11. Tan solo han cedido un empate y una derrota.
Después de proclamarse campeón de liga la temporada pasada, el Leicester disputa, por primera vez, la máxima competición europea y quiere repetir lo conseguido por otro equipo inglés a finales de los setenta, cuando el Notthingham Forest se proclamó campeón de Europa en su primera participación en el torneo. Es verdad que el cuadro de Ranieri no va bien en su liga, pero la Champions es otra competición y, en ella, deposita sus esperanzas para maquillar una temporada decepcionante. Alea iacta est en un Ramón Sánchez-Pizjuán que vestirá sus mejores galas para llevar en volandas a su equipo, con la ilusión de volver a los cuartos de final de la Champions League, medio siglo después.