El Barcelona acabó arrodillado ante la contundencia del PSG, superior en todos los factores. Un Barça errático, fuera de sitio en todo momento, con una laguna de mediocampo y unos delanteros incapaces de trenzar una simple jugada. Iniesta fue una sombra de lo que era, al igual que Messi en la noche de ayer, cabizbajo en todo momento, impotente cada vez que quería driblar a un rival.
El PSG se impuso con contundencia pero también con juego. Emery estudió al dedillo al Barcelona, equipo que solo había ganado una vez hasta ayer. El ex entrenador del Sevilla presentó un mediocampo fuerte y convincente, con Verratti, pretendido por media Europa, Matuidi, y Rabiot, posiblemente el mejor jugador del partido.
El tridente del PSG sí funcionó
El recién llegado Draxler, Di María y Cavani, máximo goleador de Europa actualmente, formaron un tridente de oro que acabó siendo decisivo en el marcador final (4-0). Di María adelantó a los parisinos con un golazo de falta, en el que algo pudo hacer más la barrera azulgrana. Draxler hizo el segundo antes del descanso, dejando al Barça paralizado, incapaz de reaccionar ante tal golpe.
La segunda mitad comenzó igual que la primera, es decir, con el PSG presionando arriba, insaciable ante la meta de Ter Stegen. Di María se convirtió en el héroe parisino con el tercer gol de la noche, el segundo de su cuenta particular. El mediocampo del Barça, vendido toda la noche y desaparecido, quedó en evidencia en este golazo del ex del Madrid.
Cavani sentenció la contienda con el 4-0, el mazazo definitivo para los de Luis Enrique. El gol nace en una pérdida de Neymar ante Meunier, el lateral se recorre más de mediocampo, ante la permisividad de Iniesta y el resto de mediocampistas azulgranas. El belga asistió libremente a Cavani para que el uruguayo hiciera el cuarto de la noche y el último del encuentro.
Mediocampo inexistente y sin rastro de la MSN
Luis Enrique apostó por André Gomes en vez de Rakitic, además de por Iniesta y Busquets y la jugada no le pudo salir peor. El mediocampo del Barcelona en la noche de ayer fue una laguna sin precedentes. El partido por momentos recordó al 4-0 de semifinales de 2013 ante el Bayern. La superioridad gala era tal, que Iniesta parecía una sombra de lo que fue.
La MSN tampoco tuvo su noche. Neymar fue el que más lo intentó, pero sus jugadas, excepto una con 1-0 que acabó en las botas de André Gomes que el portugués no supo materializar, acababan en nada. Messi, desquiciado toda la noche, perdió un balón clave en el centro del campo que costó el 2-0.
Al igual que el argentino, Suárez tampoco tuvo la noche. Marquinhos estuvo siempre muy pendiente del uruguayo, incapaz de superar ni una sola vez a los centrales del PSG. Su partido fue más que testimonial, emulando el nivel del equipo en una noche fantasmal en la capital francesa.
El Barcelona salió escardado de París y tiene una misión imposible para dentro de unas semanas: hacerle un 5-0 a un conjunto física y mentalmente superior. Luis Enrique puede romper una racha positiva que dura en ‘Can Barça’ desde hace una década, y es que los culés no caen en octavos desde la temporada 2006-2007 con Ronaldinho en el césped y Rijkaard en el banquillo.