Salió el Madrid con ganas de perdonar la debacle en el Pizjuán y enorgullecerse de cara a Kiev. La afición acudió más interesada en examinar al equipo con vistas al 26 que en superar a un Celta que durante el partido nunca fue rival.
Los gallegos escenificaron el Bernabéu su actuación durante la temporada: la falta de concentración permanente y la ausencia de un estilo determinado condenaron al equipo de Unzúe a sufrir una goleada en Chamartín.
Fue un partido para perdonar y reivindicar. Bale se sacó las espinas en la primera parte con dos goles que levantaron al graderío y embravecieron su figura en su posible último partido en la Casa Blanca. Primero con una carrera prolongada acabó con el hermetismo del partido.
Posteriormente, sacó su alma de atleta y con un zurdazo descomunal quitó las telarañas de la portería celta. Isco, con envidia, quiso imitarle y puso el tercero en el minuto cuarenta con un disparo que limpió -de nuevo- las redes. El Madrid había solucionado el partido antes de clausurar el primer periodo.
La segunda parte siguió bajo el mismo guion. Achraf en el minuto 52, Sergi Gómez (en propia puerta) en el 74 y Toni Kroos en el 81 igualaron los tres tantos de la primera parte para cerrar el marcador con un contundente 6-0.
A falta de una jornada para que finalice el campeonato, el Real Madrid se sitúa tercero a tres puntos del Atlético de Madrid, por lo que, para lograr el subcampeonato, los hombres de Zinedine Zidane deberán imponerse al Villarreal en el Estadio de la Cerámica y que los rojiblancos caigan ante el Eibar en la despedida de Fernando Torres.
