El partido de Riazor partía con dos caras antes de que el balón comenzase a rodar. Las dos caras se vieron sobre el terreno de juego desde el inicio del partido. Por un lado, la del drama de un descenso cantado y pendiente de consumarse, representado por un Deportivo que ha acusado su falta de acierto y, sobre todo, por sus tremendos errores defensivos; por otro, la cara de la fiesta. Sólo faltaba saber en qué minuto el Barça lograría el gol que confirmase el esperado alirón. Sin embargo, al Barça le costó más de los esperado ya que el equipo de Seedorf compitió con seriedad y ofreciendo la imagen que los aficionados demandaron de su equipo toda la temporada .
No hizo falta esperar mucho para que ambas caras luciesen semblante. A los siete minutos, Coutinho le dio el gol deseado al Barça. El portugués puso en modo fiesta, a costa de un Deportivo que volvió a caer en sus errores defensivos. Además de la calidad del ataque blaugrana, la zaga dejó un hueco en la frontal que resultó ser miel para las abejas. Fue marcar el portugués, al arrancar el partido, y el cielo comenzó a descargar una fina lluvia sobre el campo. Fue como si las nubes se echasen a llorar un descenso ya prácticamente anunciado en A Coruña, el que faltaba.
El gol despejó la inquietud. La del equipo de Valverde para darle la tranquilidad, tras una temporada regular sin borrones, pero marcada por una eliminación inesperada en Liga de Campeones que sembró algunas críticas entre los más exigentes, a los que la Liga y la Copa parece poca cosa. En el equipo de Seedorf, para quitarse la presión de encima, a sabiendas de que la recuperación del equipo llegó tardíamente a Riazor. Por mucho que los jugadores blanquiazules trataron de estirar el arreón, el final de la historia tenía escrito el guión en el que el único final que encajaba era morir en la orilla.
Con todo, el guión no presumía que el partido fuese tan animado como escribieron los futbolistas de Seedorf. Porque el Dépor tomó el toro por los cuernos y trató de lidiar una faena decente. Sin brillar con los recursos, pero luciendo arte para poner en apuros a la defensa de Ter Stegen. Tanto, que el partido ganó cuerpo poco a poco. El partido con el luminoso en contra se tiñó, por momentos, de blanco y azul, porque las ocasiones de peligro eran más las del Dépor que las del Barça. Los blanquiazules no se acobardaron y le jugaron de tú a tú a los de Valverde, que se relajaron con el gol del portugués.
En el minuto 16 se anuló un gol de Lucas Pérez por fuera de juego. El delantero estaba ligeramente adelantado. También estaba Schär en clara posición de fuera de juego al encontrarse en zona de influencia frente a Ter Stegen que fue a rematar la jugada. El gol anulado fue muy protestado por el público. El equipo de Seedorf estaba buscando una jugada como la fallida para poner equilibrio en el marcador. De hecho es el estilo que ha implantado el holandés a medida que aprendió a manejar los hilos del equipo coruñés. Patadón a Lucas, evitando que el balón pase por el entretiempo del mediocampo, y búsqueda de Lucas para construir una jugada de gol. Hasta ese momento el equipo local ponía más intención. Aunque el ritmo del Barça fue muy bajo y relajado por tener la victoria en la mano. La sensación fue que el equipo de Valverde no quería hacer leña del árbol caído, aunque si fuese necesario sólo tenía que ponerle una marcha más para desequilibrar de nuevo el marcador. Cualquiera de las llegadas del cuadro catalán en las botas de Coutinho, Luis Suárez, Dembelé o Messi le pegaban el el sello de peligro al esférico.
Pudo anotar el segundo el Barça de falta. Probó suerte Messi desde una distancia similar en la que el astro argentino ha demostrado maestría y arte. Esta temporada ha firmado goles en ocasiones iguales. Pero Rubén Pérez acertó la trayectoria y colocación y evitó que el balón terminase, como la mayoría de las veces, en el fondo de la red. El portero de Coristanco brindó una estirada de mérito y acierto suficiente para retratar el momento y congelarlo en el tiempo. Y de paso, para presumir con los colegas de haberle parado un gol cantado a uno de los mejores jugadores del mundo.
Pero el argentino no quería quedarse de brazos cruzados. Y no tuvo que esperar mucho. En la jugada siguiente, el argentino recibió un pase genial de Luis Suárez. Messi no se entretuvo. Pegó de primeras al cuero y lo coló por debajo del brazo de Rubén y al palo derecho. Midió fino el argentino, haciendo pasar un camello por el ojo de una alfiler. Un gol tan extraordinario por su dificultad como bello.
Con el segundo luciendo en el marcador, el Dépor no se rindió y continuó con su estilo. La moralina y optimismo de Seedorf son los efectos secundarios del tratamiento aplicado a su equipo. Tuvo ganas de intentarlo y de creer que marcar al Barça era posible. La fe tiene premio a veces. El gol llegó dos minutos después de la fantasía del mesías argentino. Lucas Pérez recibió de Borja Valle un pase perfecto para ser rematado, y sin peligro de que el línea levantase la bandera. Lucas se volvió loco y celebró.
La segunda parte siguió con el Dépor herido en el orgullo pero con la fuerza suficiente para seguir soñando con la igualada. El Barça pisaba el área de los herculinos sin acierto, mientras que a golpe de contragolpe el equipo coruñés seguía destellando flashes de esperanza. Lucas Pérez esperaba un balón bien orientado para encarar. Estuvo a punto de conseguirlo un par de veces. Pero fue Çolak el que consiguió cargar al Dépor de ilusión. El gol se fabricó tras una jugada extraordinaria, combinando al toque, en la que participaron Borja Valle, Borges y finalmente el turco teniendo toda la ventaja frente a Ter Stegen para lucirse en la pequeña pantalla.
El segundo gol local levantó y animó a la grada, que sacó los violines en pleno hundimiento. Porque el empate a dos seguía certificando el descenso a unos y el título a los otros. Pero la grada se entregó al carpe díem y prefirió entrar en calor y disfrutar del espectáculo sin pensar más allá. Le faltaron centímetros al Dépor para cantar el tercer gol tras un córner que cabeceó con acierto Schär. Ter Stegen la paró sobre la raya de su meta. Un minuto después, Lucas en una jugada similar la tuvo, pero ejecutó con peor suerte que el suizo y no pudo rematar. El Barça lo pasó mal ante la presión del equipo de Seedorf y fue muy peligroso jugando a la contra. Entre goles y ocasiones, los herculinos creyeron en la remontada. Alentados por el público crecieron en su juego ofensivo.
Valverde puso músculo en el terreno de juego para romper el partido y cambiar la oleada coruñesa que podía poner en peligro la fiesta culé. Salió Paulinho por Coutinho. Antes, el técnico del Barça decidió poner sobre el verde a Denis Suárez por Dembelé. Con todo, sin Messi en las primeras escenas de su equipo, el Barça no lucía. El Dépor, más serio, conseguía mantener el tipo ante los embates visitantes. Rubén y la defensa taparon todos los huecos.
Y así fue hasta eu Messi quiso. El gigante estuvo dormido pero no calzaba pies de barro. Solo faltaba un minuto de oro y de inspiración. Messi en dos extraordinarios zarpazos deshizo como un azucarillo en una taza de café caliente al Dépor. Dos jugadas de ilusionista desarmaron a la defensa. El argentino sacó el muestrario de recursos y se puso a dar un recital. Ahora la ves, ahora no. Ahora me voy por aquí, ahora por allá. Recorte, búsqueda del hueco, control de balón, avance rápido y gol. Una vez más quedó claro que si el rey del fútbol quiere el partido cambia cuando él lo decide. Lo desequilibró en un par de minutos y con el tiempo rayando el final del encuentro. Messi volvió a firmar un nuevo hat-trick.
También hubo tiempo para que otro genio, Iniesta saltase al terreno de juego a disfrutar del título vistiendo la camiseta sobre el césped. Al pisar el verde, puso en pie a Riazor para arrancar una estruendosa ovación.
Todavía quedó un suspiro de tiempo para que Barça y Dépor cambiasen el luminoso. Schär primero y Piqué después. Ninguno de los dos centrales consiguieron su propósito.
El tiempo se consumió con el Dépor dando la cara y el Barça con el título de Liga en el bolsillo buscando el quinto gol.
Al final, el púbico despidió con pitos a sus jugadores, mientras el equipo se fundía en el círculo central en una piña con Seedorf. Y desde la grada, los Riazor Blues les gritaban “jugadores mercenarios”.
Goles: Minuto 7 (0-1) Coutinho. Minuto 37 (0-2) Messi. Minuto 39 (1-2) Lucas Pérez. Minuto 63 (2-2) Çolak. Minuto 81 (2-3) Messi. Minuto 85 (2-4) Messi.
Cambios: Minuto 68 Salió Dembelé y entró al terreno de juego Denis Suárez. Minuto 73 Entra Paulinho en el terreno de juego saliendo sustituido Coutinho. Minuto 82, salió Guilherme del terreno de juego por Muntari. Minuto 85. Se retiró Borges para salir en su lugar Andone. Minuto 86 Se retiró del terreno de juego Rakitic y salió en su lugar Iniesta.
Tarjetas amarillas: Schär (minuto 19); Semedo (minuto 57)
Estadio de Riazor – 35 Jornada de Liga
Deportivo de A Coruña – F. C. Barcelona
Alineaciones Titulares:
R. C. Deportivo de A Coruña: 13 Rubén; 2 Juanfran, 6 Albentosa, 24 Schär, 16 Luisinho; 20 Guilherme, 14 Krohn-Delhi, 22 Borges, 8 Çolak, 19 Borja Valle, 7 Lucas
Suplentes Deportivo: 25 Koval, 3 Fernando Navarro. 5 P. Mosquera, 9 Fede Cartabia, 10 Andone, 17 Fede Valverde, 21 Muntari
Entrenador: Clarence Seedorf
F. C. Baercelona: 1 Ter Stegen, 2 Semedo, 3 Piqué, 4 Rakitic, 5 Sergio, 9 Suárez, 10 Messi, 11 Dembelé, 14 Coutinho, 18 Jordi Alba, 23 Umtiti
Suplentes F. C. Barcelona: 13 Cillessen, 6 Denis Suárez, 8 Iniesta, 15 Paulinho, 17 Paco Alcácer, 22 Álex Vidal, 25 Vermalen
Entrenador: Ernesto Valverde
Árbitro: Burgos Bengoetxea (Comité Vasco)
Asistieron: 25.786 espectadores.