Sébastien Ogier demostró por qué lleva desde 2013 invicto, ganó en Córcega y ya lleva tres victorias de cuatro posibles, superando al total de victorias del pasado año. Su superioridad se extendió desde el primer tramo, y ni un sólo piloto fue capaz de igualar su ritmo. Sébastien Loeb lo intentó en el primer tramo, pero quedó a casi diez segundos, para abandonar al principio del siguiente. Sus scratch los días posteriores tan sólo sirvieron para que el alsaciano se divirtiese en un coche que no volverá a pilotar hasta Cataluña, a finales de octubre.
Lo más interesante fue la lucha por la segunda plaza, donde estuvieron implicados hasta cuatro pilotos: Thierry Neuville, Ott Tänak, Kris Meeke y Esapekka Lappi. El gato al agua se lo llevó el estonio, con un ritmo que fue de menos a más, y le permitió superar a Neuville, que quedó finalmente tercero. El belga, llamado a ser el gran rival de Ogier por el título, en ningún momento se sintió cómodo con el coche y la distancia con el francés ya está en 17 puntos.
Meeke completó un fin de semana negro para Citroën con una salida de pista en el último tramo del sábado cuando iba segundo. Un contraste con Toyota, donde quitando el abandono de un Latvala que estuvo casi desaparecido, Lappi estuvo a punto de alzarse con el cuarto lugar de no haber sido por un fallo en la última jornada en el que golpeó las ruedas traseras con un bordillo y bajó hasta el sexto lugar.
Dani Sordo finalmente consiguió el cuarto lugar tras haber estado peleando todo el fin de semana con el segundo piloto de M-Sport, Elfyn Evans. Pero al igual que sus compañeros de equipo, aquejó de subviraje en su i20 WRC y no encontró el ritmo adecuado durante la prueba.
El Mundial volverá el 26 de abril con el Rally de Argentina, donde volveremos a la tierra.
