Ha sido una de las promesas más firmes del programa que, un día, Arya se vengaría y asesinaría a las personas que ella consideraba responsables de la pérdida de su infancia.
Una vez, Sandor Clegane estaba en esa lista. Luego se convirtió en su amigo y mentor, y lo más parecido a una figura paterna que tenía desde Ned. Nunca fue más evidente que en su escena final juntos.
En un episodio marcado por enormes momentos épicos, esto, más que cualquier otra escena, se sintió como la finalización del arco del personaje de Arya, y elevó su historia completa a algo que recuerda a los clásicos como El Conde de Montecristo. Era una persona joven que había sido víctima de una injusticia, y se había propuesto simplemente vengarse … solo para saber en la hora 11 que la venganza es un círculo vicioso destinado a destruir a la persona que lo busca.
Hacer que el sabueso entregue ese mensaje fue tan poderoso. Sandor se había comprometido a enfrentar a su hermano; no había nada más en la vida para él más allá de eso. Pero tuvo la compasión de reconocer que Arya aún tenía mucho por qué vivir, y las palabras correctas para disuadirla de algo que la había impulsado durante la mayor parte de la serie, era extremadamente poderoso y conmovedor.
Hacer que Arya le agradeciera al usar su nombre real por única vez en el show fue la guinda del pastel., y por lo tanto uno de los mejores momentos de la temporada 8 de Juego de Tronos.