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La división del Govern enfría la formación de la mesa de diálogo

El presidente de Cataluña, Quim Torra, tras la reunión con su vicepresidenta, Pere Aragonès, y los alcaldes de las capitales catalanas a excepción de la de Barcelona, Ada Colau.

Que el Govern estaba dividido desde hace meses, era una realidad. Sin embargo, no se sabía cuán profunda era la brecha que hace tiempo separó los caminos de JxCAT y ERC hasta ahora: hasta la posible presencia de un mediador en la mesa de diálogo entre El Gobierno de España y el de la Generalitat les separa. 

La portavoz del gobierno autonómico, Meritxell Budó, aseguró que la presencia de un testigo de las conversaciones es algo “indispensable y necesario” para “garantizar el éxito de la negociación”. Sin embargo, ERC no piensa lo mismo: el vicepresidente de Cataluña, Pere Aragonès, aseguró hace unos días que la presencia de un mediador no es algo esencial y que no se levantarán de la mesa en ningún caso. “Nosotros nos atornillaremos a la mesa”, aseguró. 

Una mesa presuntamente inmediata cuya formación se puede alargar

El único acuerdo real al que llegaron Pedro Sánchez y Quim Torra durante la visita del presidente del Gobierno a Barcelona fue la de sentarse en la mesa de negociación antes de que acabe el mes, algo que ahora está en el aire y que abre la puerta a que sea en marzo. Budó ha asegurado que “lo importante no es el calendario sino las garantías de la misma” y, aunque el president aseguró que quería que la mesa se formara “lo antes posible”, hay que cumplir todos los pasos. 

El Gobierno también está en contra de la figura del mediador. Ya la rechazó el pasado febrero, razón por la que no se aprobaron los Presupuestos Generales del Estado 2019 (PGE) y se convocaron elecciones, y parece que no han cambiado de postura. “No entendemos que sea necesaria”, aseguró la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. 

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