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Crear nuestro particular huerto urbano: las pautas a seguir para no fracasar en el intento

Terrazas, la mejor ubicación para nuestro espacio verde

Si ya de por sí la moda de dar vida a huertos urbanos en nuestras terrazas, balcones, áticos o azoteas había tomado auge, en tiempos de pandemia y confinamiento se ha relanzado más si cabe.

Crear un huerto urbano en casa tan solo requiere de cierta dedicación y algunos cuidados. Sin duda, es menos complicado de lo que parece. Lo básico es disponer de espacios abiertos, sin duda las mejores ubicaciones para nuestro reducto verde. El sol, el aire y una fuente de riego próxima harán el resto para no fracasar en el intento.

No obstante también cobra importancia elegir los recipientes más idóneos, léase maceteros o jardineras, que posibiliten un buen enraizamiento de las plantas y permitan un buen drenaje del riego. Así como la utilización de la tierra más adecuada (abstenerse de tierras arcillosas) y la siembre con abono orgánico.

El riego y la siembra en un huerto urbano

Los dos pilares fundamentales para dar lustre a nuestro huerto urbano son tanto el riego como la siembra.

La irrigación debe ser controlada evitando los excesos y, por tanto, los encharcamientos y adaptando su periodicidad a la época el año en la que nos encontramos. Ayuda que el riego sea automático mediante la técnica de goteo, aunque si no disponemos de infraestructura necesaria o tampoco nos queremos gastar mucho, con el manual también podemos distribuir adecuadamente la humedad necesaria.

La siembra tiene su pequeño “intríngulis”, aunque muy sencillo de solventar. Es apropiado utilizar compost (tierra hecho a base de desechos orgánicos con una gran variedad de nutrientes necesarios) que favorezca el crecimiento de los cultivos; sembrar a no más de centímetro o centímetro y medio de profundidad y combinar la plantación de frutales y hortalizas, conjugando las necesidades de cada una.

Combinando adecuadamente ambas, riego y siembra, deberemos aplicar unas reglas básicas para cada estación del año: en primavera aumentaremos la frecuencia del riego y extremaremos las precauciones ante el mayor riesgo de plagas; en verano tendremos en cuenta que es la mejor época para la poda  pero también  para tomar medidas ante la excesiva exposición solar; en otoño esmeraremos el cuidado para evitar las consecuencias de las primeras heladas y en invierno disminuiremos el riego y eludiremos hacer trasplantes.

¡Cuidado!: Stop a las plagas

Pero el mayor enemigo de nuestros particulares huertos urbanos son los insectos y bichitos en forma de plagas. Aunque no significa que la proliferación de estos se vaya a convertir en una epidemia. No nos alarmemos.

La llegada del buen tiempo supondrá un mayor factor de riesgo para su aparición, así como el exceso de humedad. Las más frecuentes son el pulgón, la mosca blanca, el gusano y la oruga que pueden provocar la putrefacción y caída de las hojas,  el debilitamiento del tallo,  y, por consiguiente, la muerte de nuestras plantas.

¿Cómo podemos evitarlas? A priori, un uso adecuado de abonos y la diversificación en la siembra de vegetales disminuyen el riesgo de plagas.

Pero si ésta ha llegado lo conveniente es utilizar remedios naturales antes que químicos, como por ejemplo el sembrado de hierbas y plantas aromáticas como el romero, tomillo, lavanda, menta o cilandro o vegetales con plantas que repelen a los insectos como el ajenjo o la albahaca.  Además de aislar las infectadas de las sanas para frenar la infección.

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