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La carroza de los tontos

Menudo álbum de sandeces nos regala esta precampaña de elecciones generales 28 de abril. Hay días que parece difícil escuchar una bobada más grande, hasta que la realidad nos asalta por la espalda con otra que supera cualquier ficción. Hace sólo unas horas, Joan Baldoví le llamaba tonto a Aznar, por eso de “mírame a los ojos y llámame derechita cobarde”; eran las 07:00h y me pareció que quedaba mucho día por delante, para encontrarnos con otra media docena de lumbreras del mismo pelo. Y sin haber sacado la bola de cristal, nos damos con lo de “abortar después de nacer”, perla protagonizada por Suárez Illana. Te lo avisé Joan, 24 horas dan para tanto que, a veces, se hace un tiempo infinito.

Parece que la carroza de los tontos está más concurrida que la calle Castillo de Santa Cruz en Carnavales; debemos de estar condenados a oír al bobo que encabeza la lista de los pollos sin cabeza; los que se regodean y nos cobran un pastón por arrastrarnos al tedio y la sandez más exquisita que les sale por la boca. Entre los xov y su programa de barra de bar: soltamos el último pensamiento del ciudadano que tiene a bien ahogar sus penas al anochecer, dirigidos por un adicto al PP desde los 18 años en que su familia le metió en las juventudes alavesas; los que ya se reparten sillones antes de que hayamos metido la papeleta en la urna, y los que siguen a un chaval cum laude en no ir a clase, nos espera un panorama de incendio de pituitaria: qué tufo!

Tampoco está mucho mejor la cosa más allá de esta ‘pre’, con ánimo de llegar a campaña de barrios y mercados; ya veo la caravana de banderas y banderolas rotulada con consignas cargadas de palabras vacías: en fin! Pues eso, que nos tengan entretenidos con las entregas de la Escuela Villarejo y sus secuaces, mantenidos por los Fondos Reservados para el Mamoneo (FRM, por sus siglas en inglés), capaces de robar un móvil en Bruselas para espiar, amparar al pequeño Nicolás y pagarle a un tipo, para que se haga pasar por cura y robe unos papeles ‘esenciales’. Claro que ya que sale el clero, otro que tiene mandangas es el prior del Valle de los Caídos: señor!, señor! Cuánto valor ha reunido para enfrentarse él solo a un Gobierno y hasta a su jefe supremo: el Papa. Canturreando el “no nos moverán” y al grito de “los huesos son míos”, es el protagonista indiscutible de la secuela del incidente de la isla Perejil. Ya quisieran invitados de tamaño calibre en el próximo Sálvame de Lux-Plus.

Y fíjate tú que de lo que está por llegar, no nos salva ni la madre que nos parió. A pasar buen día!

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