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Vendo mis órganos

Un escalofriante dato, muchos refugiados tienen que vender sus órganos en Turquía para llegar a Europa. Intentan llegar a Europa con garantías, con un poco dinero, y evitar la ruta de Libia, o salir del hacinamiento y la enfermedad de sus familiares en Turquía.

Cada día llegan noticias dramáticas sobre la situación de los refugiados, el otro día leía en un periódico nacional la noticia de al menos 74 inmigrantes muertos en un naufragio frente a la costa de Libia … En Libia están muriendo asesinados muchos refugiados e inmigrantes empobrecidos que optan por esta ruta.

En Turquía ya se hacinan cerca de 3 millones y medio de refugiados sin salida, pero lo más grave amigos lectores, es que en Turquía existen clínicas y hospitales privados donde se compran órganos, para ser trasplantados a ciudadanos ricos que vienen de todos los lugares en el mundo.

“Quiero donar mi riñón o mi lóbulo hepático. Grupo sanguíneo A”. Este es uno de los anuncios que se difunden en internet, donde cada vez más refugiados sirios venden sus órganos para poder salir adelante. Así lo ha divulgado la televisión pública alemana ARD. Un riñón puede suponer entre 6000 y 11000 euros. El perfil del donante es un varón de no más de 30 años.

El tráfico ilegal de órganos humanos en Turquía es un negocio rentable para empresarios sin escrúpulos y una salida de refugiados hacia la Unión Europea.

Los compradores son pacientes adinerados de países occidentales o incluso Arabia Saudí. Los vendedores son refugiados que malviven en una situación precaria en Turquía, mujeres y niños viven en campamentos de refugiados en condiciones infrahumanas.

Los refugiados explican a la TV alemana sus razones para tomar la decisión de vender sus órganos: muchos desean dejar Turquía con algo de dinero y viajar a Europa.

[Sumario]

“No hablo turco. No tengo amigos. No tengo trabajo ni casa. Vendo mi riñón porque tengo grandes problemas y estoy bajo muchas presiones. No hay otra manera de conseguir dinero si no es vender mi cuerpo”, asegura Ahmed en Anatolia. En Alemania tiene reconocido el estatus de refugiado, pero un viaje a Grecia para visitar a su familia truncó sus planes. Según cuenta, le robaron los papeles y fue deportado a Turquía. Tiene un visado para Alemania, pero no tiene dinero para regresar y está dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguirlo.

Mohammed huyó de Alepo y ahora vive en Gaziantep gracias a empleos esporádicos. Él también vende sus órganos, pero en este caso para salvar a su hija, que está gravemente enferma y necesita un trasplante de médula ósea. Quiere que la traten en el extranjero.

El tráfico de órganos es por desgracia algo extendido entre los países empobrecidos. Órganos dirigidos hacia las clínicas de países enriquecidos, o incluso a las mayores fortunas, todo fruto del robo a los pobres.

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