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Tipos de maldad

Hay varios tipos de maldad. Demasiados, diría. La maldad de esconderle los juguetes a tu perro para que pare un poco. La de decirle a tu hijo que si no se duerme viene el coco y lo comerá. La maldad de insuflar millones a bancos desahuciadores. O la de matar a bombazos a niños palestinos. Entre medias, claro está, hay muchas más. 

También la maldad de cerrar puertos a gente que vive a la deriva, unida a la de llamar 'estratega del marketing' al que ha decidido permitir que 629 seres humanos puedan encauzar su vida arribando en tierra. Siempre he pensado que los conceptos de orgullo y de patria deberían ir desligados: que tu patria es tuya no más que por un conjunto de triviales casualidades; y que el orgullo sólo debe ser el reflejo de vivir contento con lo que eres. 

Sin embargo, si sintiera orgullo por mi patria lo estaría más por un país que decididamente apuesta por solucionar un problema del que el mundo rico hace la vista gorda que de otro que denosta a esas personas, denosta las suyas propias, critica al que intenta ayudarlas e insulta a los que piensan que el poder no te da derecho al olvidarte de la vida por alcanzar un concepto de patria que hace tiempo debió perderse entre tanto sueldo, tanto sobre, tanta corbata y tanto hombre al frente de caducas instituciones.

Rafael Hernández, es periodista y poeta y autor de 'La frase más larga que jamás te han dicho'.

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