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Expresar la nada

Libertad de prensa: bello eufemismo para expresar la nada. La objetividad absoluta sobre un hecho noticioso es imposible. En cualquier narrativa influye el karma, el alma y qué pie hayas puesto primero en el suelo esta mañana.

Esto no tiene por qué ser malo ni significa que la información no pueda ser veraz. Sin embargo, por la misma razón, la información que ofrece un medio dado puede ser veraz, pero no necesariamente libre.

Es cierto que, en general, los medios de comunicación pueden -si quieren (y es un gran "si")-, desligarse de los grilletes del poder político, pero jamás lograrán dejar de ser cautivos del carcelero poder empresarial. A lo primero estamos acostumbrados. Ideología y línea editorial unidas para que sigan consumiendo nuestra tirada las masas enfurecidas enemigas de nuestro enemigo.

De lo segundo se habla menos: la presión gravitatoria ejercida por los manejantes del dinero. Lo que se defiende desde los medios como libertad de prensa es hacerle luz de gas al consumidor de medios. Se defiende desde los medios que la libertad de prensa existe desde un púlpito donde la práctica atestigua que esa supuesta libertad emana del ideario, de las empresas, de los amigos, de los intereses o simplemente de los gustos de quién sea que mande en cada uno de ellos.

Yo abogaría más por defender la libertad de elección de prensa, es decir, que la oferta sea verdaderamente plural y no que los medios cambien sus emblemas y señas para esconder tras sus logotipos los hilos invisibles que dirigen la marioneta de la información.

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