A las personas que estuvieran muy ocupadas con el máster de Cifuentes, os recordaré que el pasado lunes comenzó el juicio a los chicos de Alsasua, para los que piden casi 400 años de cárcel por una simple pelea de bar con unos guardias civiles. En España es más grave pegarle a un guardia civil que matar a tu pareja. También tenemos a Valtonyc, el rapero al que han condenado a 3 años por cantar verdades. Verdades que les duelen a los de arriba, pero que no dejan de ser verdades.
Hay personas en España a las que se les llena la boca de orgullo diciendo, que menos mal que no somos Venezuela, que allí ni libertad de expresión tienen. Mientras miran hacia otro lado cuando nos la quitan aquí.
La “ley mordaza” está acabando con el arte y el humor. Le está poniendo límites a nuestros pensamientos, a lo que necesitamos transmitir para que no nos consuma por dentro. Pero no podemos esperar más de un país que llama terrorismo a una pelea de bar y que consiguen que pensemos que es así. Que banaliza el fascismo, mientras encarcelan a los que luchan contra él. Que el nazi que pega palizas a homosexuales es un “ultra” y yo por luchar por mis derechos soy “proetarra” y una “radical”.
Un país en el que se tiene miedo a escribir o expresarse, no es un país democrático. Un país donde se tiene miedo a hacer cualquier acto reivindicativo, es un país represivo.
Terminaré este artículo con una cita célebre que seguro que os suena: “Todo está atado y bien atado” – Francisco Franco Bahamonde.