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Cristiano y Asensio resucitan al Madrid de la Champions

Asensio y Cristiano celebrando el 2-1. Fuente: realmadrid.com

Nervios, tensión, ansias de ganar y muchísima igualdad. Valores que denotan la calidad de un partido el cual será recordado durante mucho tiempo, valores que describen a la perfección el Real Madrid – PSG. Los guerreros de Zidane salieron a morder desde que el esférico echó a rodar, así mismo, el conjunto francés demostró a todo el Santiago Bernabéu su potencial ofensivo plantándose en el área blanca en apenas dos toques.

Los gritos de dolor de Marcelo, las continuas caídas y regates de Neymar y las permanentes idas y venidas protagonizaron un primer cuarto de hora dominado por el Real Madrid. Fue en el minuto 27 cuando Cristiano tuvo en sus botas el posible 1-0 después de un sublime pase en profundidad de Marcelo, pero Areola atajó el remate del portugués con la cara.

Dicen que son en duelos como el de hoy donde las estrellas lucen con más brillo, un hecho que Mbappé demostró en el minuto 32. El jovencísimo jugador de 19 años mantuvo el esférico pegado a sus botas al mismo tiempo que cabalgaba a gran velocidad por banda derecha. Poco después puso un balón al corazón del área el cual, por suerte para el PSG, no consiguió rematar Cavani, pero que cayó en los pies de Neymar. El brasileño tocó el balón con el exterior de su bota y Rabiot, que entraba solo al área madridista, disparó a placer para batir a Keylor Navas haciendo subir así el 0-1 al luminoso.

El Madrid de la Champions estaba tocado, pero no hundido. Nacho y Cristiano lo intentaron en el 39; en el 43, Marcelo se fue por la izquierda, cedió el cuero a Benzema y este le pegó con muchísimo efecto haciendo que Areola tuviera que estirarse para salvar el empate. En el córner provocado por dicha acción, Kroos cayó tras chocar con Lo Celso y Rocchi, colegiado del encuentro, señaló la pena máxima. Ronaldo colocó el balón a 11 metros de la línea de gol, respiró hondo, cerró los ojos y transformó a la perfección el penalti para marcar un tanto que supuso el 1-1 y con el que prácticamente se dio por finalizada la primera parte del duelo más mediático del año.

Mismo escenario, mismos protagonistas y, lo más importante, mismo guion. Caos y muchísimas transiciones ofensivas en el comienzo de la segunda mitad. Keylor salvó al Madrid en el 48 después de un peligrosísimo disparo de Mbappé con pierna derecha. El PSG fue ganando comodidad a medida que pasaban los minutos, Dani Alves la colgó desde línea de fondo y Rabiot le pegó con todo en la frontal pero el balón acabó estrellándose en el brazo derecho de Sergio Ramos y, a pesar de las protestas de los jugadores visitantes, Rocchi no pitó penalti justificando que el brazo del sevillano estaba pegado al cuerpo.

Neymar, que tenía amarilla desde el minuto 14, pudo ser expulsado tras simular una falta ante Casemiro, pero Gianluca Rocchi no vio la jugada en cuestión. Zidane y Emery comenzaron a sacar los ases de sus mangas; Bale entró por Benzema y Meunier por Cavani, por lo que el tridente ofensivo del Paris Saint Germain pasó a estar formado por Alves, Mbappé (como delantero centro) y Neymar.

Los hombres de Unai Emery seguían dominando dentro de la igualdad permanente en el duelo. Ramos salvó un remate a bocajarro de Kimpembe en el 73 y Yuri puso un centro envenenado al área que no consiguió rematar ni Mbappé ni Alves. La entrada de Bale, Lucas y Asensio cambió la dinámica del encuentro hasta el punto de que, el mallorquín fue el principal artífice de las acciones más decisivas del partido.

Los últimos siete minutos en el Bernabéu fueron un reflejo de la temporada pasada. Asensio recibió en la izquierda en el minuto 83 y puso un centro que, tras tocar Areola, remató Cristiano para adelantar a los suyos. El Madrid olió la sangre y 180 segundos después, el joven Marco volvió a ejecutar la misma jugada tras una sublime triangulación con Kroos y Marcelo. Este último entró al área y, para variar, Asensio le puso el balón justo donde lo necesitaba para marcar el 3-1 certificando así la resurrección de los blancos.

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