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El antídoto europeo

Asensio celebra su gol en la final de la Champions | foto: realmadrid.com

Retroceder siempre es bueno. La experiencia, usada como camino para el progreso, constituye uno de los métodos del ser humano destinados a conseguir una salida rápida y eficaz. Situémonos en una clase de secundaria en la que el profesorado ordena a los presentes sacar conclusiones sobre la utilidad de estudiar la historia. La respuesta predominante será aquella que haga referencia a evitar la repetición de las hazañas más bárbaras. En los conocimientos que se adquieren, los desastres incivilizados superan a cualquier proceso justo o democrático. Pero la historia tiene capítulos guardados para repetir triunfos.

El Real Madrid es un estado de ánimo. O una historia de amor. Los protagonistas tienen un carácter múltiple: entrenadores, plantilla, presidente, afición. Y la Champions como mejor Cupido. A la romántica cita que espera el próximo de catorce de febrero, con los representantes de la ciudad del amor invitados al Bernabéu, le preceden una serie de hechos que han crispado la relación. La afición, con su característica memoria de pez que emana de una exigencia constante, recela de su equipo. Ya no se acuerda de que el escudo que se mancha hoy con un sudor sin recompensa hace escasos meses brillaba en el trono de Europa. Aunque algo surge cuando se habla de que la Liga de Campeones es la única vía de escape para una situación tan enrevesada como la que sufre.

La vida del madridista desde que se comió las uvas no ha sido la mejor. El Numancia, junto con Levante y Leganés, han dado lecciones de humildad y actitud frente a la adversidad. Mientras, el Villarreal y el Celta le han recordado que pueden seguir plantándole cara. Y entre todo el caos, dos espejismos: Deportivo y Valencia.

El París Saint Germain es el equipo de moda. Su eje ofensivo reluce por la experiencia de Cavani, la explosividad de Neymar y el talento precoz de Mbappé. Un tridente respaldado por registros que asustan. Pero el madridista no ha baja los brazos. Su historia más reciente -y la lejana- todavía le invita a creer. El contexto actual es indiferente. Sabe que la adversidad nunca es tan grande si aún resta un partido de vuelta o un minuto de descuento. Recuerden que si jugar la Champions resulta extraordinario es gracias a las hazañas de equipos como el Real Madrid.

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