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Marcos Álvarez se sentará en el banquillo del Betis en el derbi

Jesús García (Columna Cero)

El Real Betis no ha finalizado de la mejor forma posible, deportivamente, el año 2017. Recibía en el Villamarín al Athletic Club en una jornada intersemanal que fue bien recibida por la afición bética, la cual asistió en gran número al estadio. Sin embargo, sirvió de poco ya que, por culpa de diversas malas actuaciones por parte del colegiado Martínez Munuera, los de Setién acabaron perdiendo 0-2 tras un penalti riguroso en gran medida y un gol en propia puerta de Feddal, con poca fortuna.

Para colmo, fueron tres los expulsados por parte del Betis en dicho partido los que no podrán estar presentes en el derbi del próximo 6 de enero. Uno de ellos, el central Jordi Amat, abandonó el terreno de juego por “pisar a un adversario y lanzarle una patada con fuerza excesiva cuando éste se encontraba en el suelo”, tal y como confirma Martínez Munuera en el acta que tardó casi 24 horas en rellenar. Nada más lejos de la realidad, una vez se confirmó con la repetición posterior de la jugada, que fue Laporte el que agredió primero, impactando un puñetazo en la cara del jugador bético y desequilibrándole, provocando así a Amat, que ni siquiera tocó al jugador, a pesar de sí equivocarse en la intención, dejándose llevar por el calentón del momento.

[Sumario]El colegiado expulsó a tres componentes béticos en una actuación llena de polémicas

El problema, a pesar de todo, llegó a raíz de ese suceso. El colegiado dejó al Betis con 10 y pitó un penalti más que riguroso, motivo por el cual Éder Sarabia, segundo entrenador bético, fue expulsado por “protestar una de mis decisiones de forma ostensible y reiterada”, según el colegiado. Algo que se agravó en el minuto 78 de partido, cuando Setién protestó “de forma ostensible con los brazos en alto desde el área […] repitiendo los siguientes términos: “Esto es una vergüenza””, motivo que sirvió a Martínez Munuera para expulsarle a él también del encuentro.

Por tanto, ni Setién ni Sarabia podrán estar sentados en el banquillo del Sánchez Pizjuán el próximo 6 de enero, obligando al club verdiblanco a situar en él al sustituto más cercano posible. Este será, con casi toda seguridad, el preparador físico del equipo, Marcos Álvarez, que cuenta con el título pertinente de entrenador y que seguirá, en todo momento, las instrucciones de un Setién que se siente “atropellado” por las actuaciones arbitrales.

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