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¿Quién ganó el primer clásico de la historia?

Asensio celebra el gol en la supercopa ante el Barcelona | Foto: realmadrid.com

Primavera en Madrid. Árboles que irradian un verde que augura el comienzo de la estación veraniega. La vida transcurre en la capital de España bajo tiempos de revuelta política, monarquías endebles e imperialismo fracasado. Las actividades de ocio se desmarcan de las actuales: cartas, juegos de mesa y poco más. Como todo fenómeno, el ‘’foot-ball’’, estaba creciendo con timidez entre algunos curiosos aficionados a las actividades importadas desde Britania.

Los actuales Nuevos Ministerios acogen desde hace veinticuatro años un recinto dedicado a las competiciones de hípica. Ese día en el centro de la pista, lejos del carácter peculiar de los velocistas equinos, varios hombres de blanco luchan por el control de un cuero ante el mismo número de blaugranas. Un ejercicio tan llamativo por su rareza como por la expectación que creó en aquella tarde del 13 de mayo de 1902. Era el primer cara a cara entre Real Madrid (Madrid Foot Ball Club) y Barça (Foot Ball Club Barcelona). Para que las dos ciudades principales de la época se enfrentaran tuvo que celebrarse la coronación de un Rey, Alfonso XIII, y crearse una competición que llevara su mismo nombre.

El periodismo de la época ya tildaba a este prematuro deporte como una actividad parecida a la política. ‘’Según las referencias de un convecino que observó el partido desde lejos, es un juego parecido al que se traen ahora Canalejas y Sagasta. Se trata de una bola grande, ¡muy grande! que se pasan entre ambos para ver quién demuestra más agilidad y destreza con ella. Es similar a la crisis actual.’’, apuntaban en El Liberal. El clásico ya se dirigía a escalar posiciones en la montaña de lo mediático.

“La lucha fue reñidísima, como demuestra el hecho de que solamente hicieran en los noventa minutos, tres “goals” los catalanes y uno los madrileños. Las ovaciones se repitieron infinidad de veces durante todo el partido, que se jugó muy bien y ordenadamente por parte de los de Barcelona y brillantemente y con grandes arrestos por los madrileños que jugaron de una manera magistral, teniendo en cuenta el poco entrenamiento de todos sus jugadores.”. La descripción del acontecimiento, sacada del Diario de La Correspondencia, encaja perfectamente con el tradicionalismo de esta cita. Tensión y espectáculo procedente de ambas partes mezclada con la novedad del suceso. Finalmente, el resultado se definió por tres goles a uno en favor del equipo catalán.

Hoy, un Real Madrid – Barcelona acumula historias, recuerdos dulces y amargos y un sinfín de polémicas. Su atractivo reside en que conserva la capacidad de atraer al más desinteresado del balompié. El contraste entre la elástica blanca, cargada de títulos, y la blaugrana, tan valerosa de luchar frente a frente cada temporada ante el gigante, dota de especial emoción a este partido. Y como aquellos curiosos que se acercaron al Hipódromo de la Castellana, el espectador acude a ver a esos veintidós hombres luchando por un esférico que da el acceso a una gloria eternamente peleada.

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