Arthur Henrique Ramos de Oliveira Melo ha aterrizado de pie en Barcelona. El joven centrocampista llegaba a la Ciudad Condal el pasado verano tras mostrar todas sus cualidades en Grêmio. Arthur, elegido MVP de la Copa Libertadores 2017 la cual logró con su club, era lo más parecido a Xavi Hernández en el panorama mundial. Su capacidad para ordenar al equipo, para retener el balón y para ralentizar o acelerar el juego según conviene recordaba al mayor exponente del característico fútbol de posesión del club catalán.
“Arthur es un crack, se va a ir a jugar a las grandes ligas”, aseguró su excompañero Lucas Barrios. Y así fue, Grêmio y FC Barcelona acordaron en marzo una opción de compra por 31 millones de euros más 9 millones en variables que acabó ejecutándose el pasado verano. Arthur firmó un contrato para las próximas seis temporadas –hasta el final de la 2023/2024– con una cláusula de rescisión de 400 millones.
La pretemporada del goiano con el Barça por Estados Unidos creó un gran entusiasmo por él. Su debut –ante el Tottenham– no pudo ser mejor. Exhibición en cuanto a interpretación y gestión del juego rubricado con un golazo desde fuera del área. Incluso los pocos contrarios a su llegada iban sumándose a los numerosos adeptos de Arthur dentro de la hinchada culé.
El joven brasileño continuó siendo la gran noticia del resto de encuentros de la pretemporada. A pesar de que no volvió a marcar, los medios y aficionados destacaron continuamente su rápida y sorprendente adaptación al juego del Barça. Esto es algo muy reseñable teniendo en cuenta que vino de un fútbol como el de Brasil, muy distinto al europeo.
Acabó la pretemporada y Ernesto Valverde premió al brasileño con la titularidad en la Supercopa de España frente al Sevilla en Tánger. Sin embargo, Arthur no transmitió las mismas sensaciones que en la temporada en los 53 minutos que disputó. A partir de ahí, el técnico extremeño comenzó a alinear a Coutinho en el mediocampo, perjudicando a la continuidad del goiano.
Pasaban los partidos y Coutinho seguía jugando casi todo en el interior izquierdo pero sin aportar lo que necesitaba el equipo –control del ritmo de juego–. El punto de inflexión llegó en la derrota del FC Barcelona en Leganés el pasado 26 de septiembre. Coutinho aportaba demasiada verticalidad en el medio del campo, facilitando los contragolpes del Leganés.
Valverde supo frenar estos contragolpes causados la excesiva precipitación en el medio del campo. En Wembley ante el Tottenham, decidió situar a Coutinho en el extremo izquierdo –donde estaba actuando Ousmane Dembélé– y a Arthur Melo en el interior izquierdo. A priori, este cambio aportaba mucho más control de juego, reduciendo el ritmo del partido. Precisamente eso es lo que sucedió. El Barça ganó el encuentro por 2-4 y jugó el que ha sido, hasta la fecha, el mejor partido del equipo en lo que va de temporada.
A Arthur no le pudo ni mucho menos la presión en su debut como titular en la Champions League. El exjugador de Grêmio ofreció un recital en uno de los campos más míticos del fútbol mundial. “Nos asegura muchos pases, es difícil quitarle la pelota. Ha sido titular en un partido importante. Esperemos que sea el primer de muchos” explicó Ernesto Valverde tras el partido. En ese partido, todo el mundo se dio cuenta de la importancia de Arthur en el once del Barça.
Desde el encuentro en Wembley, Arthur ha sido titular en todos los partidos de liga y Champions. La única excepción fue la ida de dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante la Cultural Leonesa. Todo apunta a que el goiano será una de las figuras del FC Barcelona del futuro.