Mientras que en España las miradas estarán pendientes de lo que suceda en el Barcelona-Villarreal y en el Sevilla-Real Madrid, en Italia se jugará la final de Coppa. Una final que enfrenta -como ya enfrentase hace dos temporadas- al Milan y a la Juventus de Turín. El partido es de máxima emoción y promete dar buen espectáculo futbolístico.
Aquella final de 2016 tuvo un final amargo para los milanistas. Un gol de Morata en la prórroga dejó sin Coppa y sin opciones europeas a los rossoneri para la siguiente temporada, pero pudieron redimirse seis meses después en la final de la SuperCoppa en Doha, donde ganaron en los penaltis y consiguieron su primer título tras cinco años de sequía.
Para la Juventus es un partido importante, pues nunca está de más añadir un trofeo a las vitrinas del club y ser el máximo ganador de la competición -sería su decimotercer trofeo-. Pero para el Milan supone un gran paso adelante tras la convulsa campaña liguera. El campeonato supondría vencer a la Juventus por primera vez en lo que va de temporada, cortar su racha de campeonatos -tres seguidos-, y clasificarse directamente a la fase de grupos de la Europa League, mientras que si la Juventus gana tendría que pasar varias rondas previas debido a su posición en la liga, todavía sin definir.
Jugadores y entrenadores de uno y otro bando han calentado el ambiente, alentando a la afición a llenar el estadio para disfrutar de una de las finales más vibrantes de los últimos años, entre una Juventus que anhela el doblete y un Milan que quiere deshacerse de sus fantasmas y volver a reinar en el panorama europeo. Buen fútbol asegurado.