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Poemas para una breve lectura el Día Mundial de la Poesía

Fotografía de Federico García Lorca.

Desde hace veinte años tal día como hoy se celebra el Día Mundial de la Poesía. Cada 21 de marzo, coincidiendo con el equinoccio de primavera, se busca consagrar la palabra esencial y la reflexión sobre nuestro tiempo. Por eso os recomendamos una selección de poemas para que puedas hacer tu particular homenaje a esta bella expresión artística.

En capitales como París Ámsterdam, Berlín o Bogotá se realizan hoy importantes aportaciones a esta celebración que tiene como fin fortalecer la cultura alrededor del mundo. En Europa se conoce también como Primavera de los Poetas, o en Colombia la Común Presencia de los Poetas. Una propuesta que fue impulsada por la Unesco gracias a la solicitud que hizo en 1997 Antonio Pastor Bustamante, cantautor y poeta, con el fin de sostener la diversidad de idiomas e impulsar nuevos movimientos poéticos internacionalmente.

[Sumario]

“Existe todavía una tendencia en los medios de comunicación social y el público en general a negarse a no valorar el papel del poeta”, explica Irina Bokova, directora general de la Unesco, con motivo de la celebración. Prosigue relatando que “sería útil actuar para librarse de esta imagen trasnochada, y conseguir que a la poesía se le reconozca el derecho de ciudadanía en la sociedad“. “La poesía es una ventana a la diversidad excepcional de la humanidad”, señala Bokova hoy miércoles 21 de marzo, ya que la poesía no es un lujo.

DOCE POEMAS CORTOS

Jorge Manrique

Cuando el bien temprar concierta

el buen tañer y conviene,

tanto daña y desconcierta

la prima falsa que tiene;

pues no aprovecha templalla,

ni por ello mejor suena,

por no estar en esta pena,

muy mejor será quebralla

que pensar hazella buena.

Alejandra Pizarnik

Han venido.

Invaden la sangre.

Huelen a plumas,

a carencias,

a llanto.

Pero tú alimentas al miedo

y a la soledad

como a dos animales pequeños

perdidos en el desierto.[…]

Antonio Machado

Virtud es la alegría que alivia el corazón

más grave y desarruga el ceño de Catón.

El bueno es el que guarda, cual venta del camino,

para el sediento el agua, para el borracho el vino.

Mario Benedetti

Un hombre

alegre

es uno más

en el coro

de hombre

alegres

un hombre

triste

no se parece

a ningún otro

hombre

triste.

Rosalia de Castro

Cenicientas las aguas, los desnudos

árboles y los montes cenicientos;

parda la bruma que los vela y pardas

las nubes que atraviesan por el cielo;

triste, en la tierra, el color gris domina,

¡el color de los viejos! […]

Pablo Neruda

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca. […]

Gustavo Adolfo Bécquer

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas

en mi pupila tu pupila azul;

¿Qué es poesía…? ¿Y tú me lo preguntas?

¡Poesía… eres tú!

Rafael Alberti

Se equivocó la paloma.

Se equivocaba.

Por ir al Norte, fue al Sur.

Creyó que el trigo era agua.

Se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo;

que la noche la mañana.

Se equivocaba.

Que las estrellas eran rocío;

que la calor, la nevada.

Se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa;

que tu corazón su casa.

Se equivocaba.

(Ella se durmió en la orilla.

Tú, en la cumbre de una rama.)

Luis Cernuda

Si el hombre pudiera decir lo que ama,

si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo

como una nube en la luz;

si como muros que se derrumban,

para saludar la verdad erguida en medio,

pudiera derrumbar su cuerpo,

dejando sólo la verdad de su amor,

la verdad de sí mismo,

que no se llama gloria, fortuna o ambición,

sino amor o deseo,

yo sería aquel que imaginaba;

aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos

proclama ante los hombres la verdad ignorada,

la verdad de su amor verdadero.

Alfonsina Storni

Tú me quieres alba,

Me quieres de espumas,

Me quieres de nácar.

Que sea azucena

Sobre todas, casta.

De perfume tenue.

Corola cerrada […]

Federico García Lorca

Bajo el naranjo, lava

pañales de algodón.

Tiene verdes los ojos

y violeta la voz.

¡Ay, amor,

bajo el naranjo en flor!

El agua de la acequia

iba llena de sol,

en el olivarito

cantaba un gorrión.

¡Ay, amor,

bajo el naranjo en flor!

Luego cuando la Lola

gaste todo el jabón,

vendrán los torerillos.

¡Ay, amor,

bajo el naranjo en flor!

Juan Ramón Jiménez

Estaba echado yo en la tierra, enfrente

del infinito campo de Castilla,

que el otoño envolvía en la amarilla

dulzura de su claro sol poniente.

Lento, el arado, paralelamente

abría el haza oscura, y la sencilla

mano abierta dejaba la semilla

en su entraña partida honradamente.

Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,

pleno de su sentir alto y profundo,

al ancho surco del terruño tierno;

a ver si con romperlo y con sembrarlo,

la primavera le mostraba al mundo

el árbol puro del amor eterno.

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