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El valle de Katmandú cumple 40 años como Patrimonio de la Humanidad

Plaza Durbar de Katmandú. (Foto: Antonio Gómez)

Nepal es uno de los países que hay que visitar alguna vez en la vida porque la elegancia del arte, la arquitectura, sus gentes y el patrimonio cultural de las ciudades llama siempre la atención. Alrededor de un millón de turistas visitan cada año este rincón del planeta y fundamentalmente se acercan a algunos lugares del Valle de Katmandú que fueron declarados hace 40 años Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Un gran terremoto en 2015 rompió mucho de los sueños de los nepalís que vieron como sus hogares y monumentos se derrumbaron. Según los datos que ofreció el Gobierno el pasado año, de los más de 750 templos que fueron destruidos o dañados a causa del temblor, sólo 83 habían sido reconstruidos y otros 56 estaban en diferentes fases para arreglarlos.

Los turistas pueden contemplar hoy en día, cuatro años después de este trágico suceso, como estos lugares protegidos tratan de recuperar el esplendor que siempre tuvieron ya que continúan las obras. Situado en las estribaciones del Himalaya, en el valle de Katmandú hay protegidos especialmente siete conjuntos históricos que comprenden las tres plazas Durbar situadas frente a los palacios reales de Hanuman Dhoka (Katmandú), Patán y Bhaktapur; las estupas budistas de Swayambhu y Boudhanath; y los templos hinduistas de Pashupatinath y Changu Narayan. Según la UNESCO, entre los criterios que llevaron a declarar estos lugares como Patrimonio de la Humanidad  hay que destacar las tradiciones culturales de las personas multiétnicas, conocidos como los newars, que se “manifiestan en la sociedad urbana única que se jacta de una de las artesanías más desarrolladas de ladrillo, piedra y madera”. Además, agrega este organismo internacional que  la convivencia y amalgama del hinduismo y el budismo con los rituales animistas y el tantrismo “se considera única”.

[Sumario]

Los valores simbólicos y artísticos se manifiestan en la ornamentación de los edificios, la estructura urbana y, a menudo, “el entorno natural circundante, que están estrechamente relacionados con leyendas, rituales y festivales”. Uno de los lugares que más sorprenderá al viajero es la Plaza de Durbar en Hamman Dhoka (Katmandú) ya que es la mayor plaza del valle con alrededor de sesenta edificios históricos aunque algunos de ellos están hoy en día en reconstrucción. El Palacio Kumari Ghar, el Templo de Taleju o el Templo de Shiva y Parvat, llaman especialmente la atención de todo aquel que visite este enclave en Katmandú. Destacá también aquí la Estupa de Boudhanath ya que es una de las más grandes del mundo pero no hay que olvidar la Estupa de Swayambhu también conocida como el templo de los monos.

La cremación

Los turistas no olvidarán jamás su visita el Templo Pashupatinath que es uno de los más importantes templos hindúes de Shiva en el mundo ya que a orillas del río Bagmati, se realiza el rito de quemar los cuerpos de los fallecidos. La cremación hindú se lleva a cabo porque, según sus creencias, las personas se convertirán en los cinco elementos fundamentales cuando mueren para reencarnarse después. Patán y Bhaktapur, al igual que el resto de lugares de Patrimonio de la Humanidad, son parada obligada para aquellos que visitan el país ya que son los más turísticos. Nepal también tiene inscrito en 1979 como Bien Natural el Parque Nacional de Sagarmatha mientras que el Parque Nacional de Royal Chitwan lo fue en 1984. Por otro lado, en la lista de Patrimonio de la Humanidad también está catalogado como Bien Cultural desde 1997 Lumbini, que es el lugar de nacimiento de Buda.

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