La primera humana que llegando de Asia, por el estrecho de Bering, se encontró en otro continente, América, ni lo sabía ni pudo disfrutar mucho de esas nuevas tierras con sus padres y el resto del grupo humano que acabó asentado en Alaska. Se trata de una bebé que falleció a los dos o tres meses de vida. Por eso de sus restos ha sido más fácil extraer el genoma que ha llevado a confirmar diversas teorías sobre los primeros humanos que “descubrieron” América.
Las conclusiones del equipo científico determinan que Pequeño Amanecer, nombre que le han dado a la primera bebé americana, es la prueba que confirma de manera definitiva que todos los nativos americanos, desde los esquimales de Alaska o los indios apaches de las Grandes Llanuras, pasando por los aztecas y los mayas, hasta los patagones, provienen de un pequeño grupo de nómadas asiáticos que cruzó el estrecho de Bering hará unos 20 años.
La genómica, como ciencia más reciente, está resultando determinante para el avance del estudio de los orígenes y desarrollo de la Humanidad. Por ejemplo, el caso de Pequeño Amanecer nos muestra cómo el rastro de su genoma da mucha más información sobre los pobladores actuales de América que la cultura material encontrada en los yacimientos arqueológicos.
[Sumario]
La antigüedad de este bebé fósil se ha datado en unos 12 años,y está dentro de los restos humanos más antiguos encontrados en suelo americano. El genoma de la bebé indica que su grupo humano no fue la tribu antecesora directa del indígena americano. El linaje de su clan se extinguió sin dejar rastro en los humanos actuales, aunque es el más próximo a los ancestros de auténticos, oriundos, americanos.
Su genoma ha sido el libro de historia abierto que contaba los orígenes asiáticos de esos primeros “descubridores” de América y cómo ya en su zona de origen, esa tierra unida de Asia y América (porque aún no se había inundado el paso de Bering), sufrieron un aislamiento, por cuestiones climáticas y geográficas, que les caracterizó como grupo de poblamiento singular y que les obligó a cruzar esa lengua de tierra que era entonces el estrecho de Bering, buscando mejor lugar para asentarse.