El Instituto de Neurociencias de Alicante y el Instituto Central de Salud Mental de Mannheim (Alemania), han demostrado este hecho mediante una investigación realizada con resonancia magnética. El estudio, publicado en la revista JAMA Psychiatry, rebate la idea que hasta ahora estaba instaurada y que afirmaba que las alteraciones del cerebro empiezan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo de alcohol.
La investigación liderada por Silvia de Santis, del Instituto de Neurociencias, muestra que seis semanas después de haber dejado de beber se siguen produciendo cambios en la materia blanca del cerebro. Mediante un estudio de neuroimagen se ha analizado a más de noventa pacientes voluntarios, internados en un hospital de Alemania para su tratamiento de rehabilitación.
En este estudio observacional participaron 91 pacientes con una edad media de 46 años, que fueron hospitalizados en Alemania a causa de un trastorno por consumo de alcohol. En la comparación de resonancias magnéticas cerebrales se utilizó un grupo de control sin problemas de alcohol, compuesto por 36 varones con una edad media de 41 años.
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"Un aspecto importante del trabajo es que el grupo de pacientes participantes en nuestra investigación están internados en el hospital, en un programa de desintoxicación, y se les controla el consumo de sustancias adictivas, lo que garantiza que no están bebiendo nada de alcohol. Por tanto se puede hacer un seguimiento fiel de la fase de abstinencia, un periodo crítico porque las recaídas llevan a cronificar el consumo de alcohol", afirma el doctor Canals.
De forma paralela se ha realizado otro estudio con ratas Marchigian Sardinian, que ha demostrado la forma en la que crece la dependencia del alcohol. Con el consumo de alcohol "se produce un cambio generalizado en la sustancia blanca, es decir en el conjunto de fibras que comunican distintas partes del cerebro", añade el doctor Canals.
El alcohol causa 3,3 millones de muertes anuales y está en el origen de más de 200 enfermedades. De ahí que la detección temprana de los efectos negativos relacionados con el alcohol sea un objetivo prioritario para los investigadores.