¿Comunicarnos por telepatía con nuestro ordenador o smartphone? Escribir directamente sobre la pantalla nuestros pensamientos, llevar lo de ‘¿Qué estás pensando?’ de Facebook a las últimas consecuencias. Eso parece querer ahora el fundador de la red social más usada a título personal por los internautas. Usando un casco que registra nuestros impulsos mentales podríamos escribir en nuestro muro y comunicarnos con otro usuario que esté utilizando también un casco. Es lo más parecido a la telepatía.
Mark Zuckerberg había apostado por la realidad 3D en la última presentación de las novedades de Facebook, en el F8, la conferencia de los desarrolladores de esta red social. El próximo objetivo de Facebook es crear aplicaciones de realidad aumentada. Utilizar la cámara de nuestros móviles para interactuar con la realidad. Realidad que puede saltar a la ciencia ficción con el uso combinado de las cámaras de los smartphone y las órdenes que pudiéramos dar vía nuestros impulsos mentales.
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El fundador de Facebook asegura, pese al escepticismo de los expertos, que en dos años tendrían desarrollados cascos lectores de pensamientos. La pregunta que suge es: ¿para qué? Las nuevas tecnologías se introducen cada vez más en nuestra esfera personal, tanto que ahora reclaman nuestros pensamientos. Como herramienta para personas con discapacidad motriz que les impida escribir, el proyecto resulta útil y genial.
Sin embargo, en las personas sanas significaría un aumento innecesario de la dependencia tecnológica. Ya existen advertencias, como las que hace la experta en comunicación, Sherry Turkle, en su libro “En defensa de la conversación”, donde alerta de la ausencia de empatía y motivación social de muchos jóvenes en busca del “contacto real”.
Las tendencias de las nuevas tecnologías a campos como la realidad virtual o la inteligencia artificial, utilizando a las redes sociales como cobayas, suponen un reto para las sociedades modernas; donde los límites entre lo funcional y lo puramente mercantil quedan muy difuminados. Las grandes compañías tecnológicas viven de nuestros datos personales y del tiempo que les “regalamos” para su uso. La necesidad de crear nuevos derechos de las personas y legalidades que los amparen será parte de nuestra vida, ya que hemos decidido convertirla, también, en “virtual y digital”.