Dolores Vargas Silva es el nombre de la mujer que murió atropellada el pasado sábado en el kilómetro 56 de la A-5, a la altura de Santa Cruz de Retamar, en Toledo. El propio ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, dijo horas después que había sido un atropello. Sin embargo, esta mañana el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, ha planteado que pudiera ser un nuevo caso de violencia machista.
La mujer era hallada en la cuneta de la carretera por un lugareño, en torno a las ocho de la mañana. Tras la autopsia que se le ha realizado al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Toledo se han descubierto signos de violencia en el interior y en el exterior del cuerpo. Los investigadores piensan que el hombre, en paradero desconocido, atropelló a la mujer, abandonó el cuerpo y se dio a la fuga. Se le atribuiría, en tal caso, un comicio doloso por atropellar a alguien intencionadamente. Asistieron juntos a un fiesta el viernes en Toledo.
El caso, que está bajo secreto de sumario, se ha centrado en la pareja de la mujer: un tal Amador, vecino de Carabanchel, en Madrid. Según él, “es la hipótesis que ha cobrado más fuerza”.
El cuerpo ya ha sido trasladado a Carabanchel para darle sagrada sepultura.