Una rama más del clan de los colombianos, especialistas en producir, introducir, adulterar y vender cocaína, por todas las vías, rutas y formas imaginables, ha caído en manos de policías nacionales, después de seguirles la pista durante casi 10 meses.
En esta ocasión hay 9 detenidos, todos de Colombia, menos uno de nacionalidad venezolana, y se han incautado 745 kilos de coca en total, más 400 euros, junto con los enseres propios del corte.
Desde abril
En abril los inspectores de la Policía Nacional detectaron que un par de hermanos colombianos viajaban con frecuencia entre Barcelona y Madrid, donde tenían varios pisos. De su seguimiento lograron dar con una vivienda en Tarrasa (Barcelona), donde guardaban la coca un tiempo, hasta que la llevaban a los laboratorios de Madrid, para su corte. De esta labor se ocupaba principalmente uno de los hermanos que realizaba estos viajes por carretera cada 15 o 20 días.
Finales de noviembre
A finales de noviembre, los investigadores tuvieron constancia de que los narcotraficantes iban a realizar un nuevo viaje para r droga, e interceptaron el vehículo que regresaba de Barcelona. Tras la inspección del automóvil los agentes hallaron 40 kilos de coca en cilindros de un kilo, ocultos en un habitáculo bajo la rueda de repuesto. En ese momento detienen al conductor.
En maletas
A raíz de este arresto realizan 6 registros en los domicilios de la provincia de Madrid y en Tarrasa (Barcelona); en éste último, concretamente en el garaje, encuentran 350 kilos de cocaína, almacenada en varias maletas, en la parte posterior de una furgoneta. En esa vivienda se detiene a 4 individuos, 3 de ellos colombianos y otro venezolano.
Entre la documentación de la que se incautan hallan papeles relacionados con empresas de importación de fruta, sospechosos de formar parte del entramado empresarial utilizado para la importación de la cocaína a España.
En piñas
Los investigadores sospechan que la coca puede llegar, vía puerto de Lisboa, en cargamentos de piñas, desde Panamá. Y efectivamente, solicitaron la colaboración de la policía portuguesa y revisaron 2 cargamentos de fruta que llegaron al puerto lisboeta con 5 días de diferencia. En total, los investigadores localizaron 355 kilos de cocaína, en el interior de piñas vaciadas y rellenadas con cocaína envasada en cilindros recubiertos con cera amarillenta.