Las patrullas comprobaron que uno de los ventanales estaba roto y había un palet de madera apoyado en la fachada a modo de escala para acceder al lugar. La posterior inspección e investigación constató que la actividad del citado pabellón era la producción a escala industrial de marihuana.
A continuación, se identificaba a una persona como responsable de la plantación.
El lugar estaba planificado en varias estancias, invernaderos, sala de cultivo y una zona donde la sustancia vegetal se encontraba seca y lista para el consumo. Las instalaciones presentaban sistemas automatizados de riego, decenas de lámparas de 600 watios de potencia, transformadores, ventiladores y aparatos de aire acondicionado.
Los agentes ocuparon más de 3.300 plantas. La mayoría en sus primeros estadios de desarrollo, procediendo asimismo al precintado del local y a su puesta a disposición de la autoridad judicial.