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En el Puerto de Valencia, 3.800 kilos de coca y en la furgona, 1.500 de hachís

Los 1.500 kilos de hachís, con 4 detenidos y enchironados.

El disgusto de Asmar, al perder 1.500 kilos de hachís, en Lebrija (Sevilla), solo se le pasa con la necesidad de enviar otra carga y anhelar que, esta vez, llegue a su destino y la cobre, y pague el suministro, y la empresa tape pérdidas, en el saber que la fábrica de chocolate es como el petróleo saudí: inagotable. Otro tanto pasa con los colombianos, que dejan en el Puerto de Valencia un mondongo de 3.800 kilos de cocaína; pero que nadie se ponga nervioso, que ni les va a faltar la dosis, ni el precio va a sufrir variación al alza; es lo que tiene el mercado libre de impuestos.

Estas dos historias las cuentas policías nacionales de distintas provincias y comunidades. La de los 1.500 kilos de hachís, con 4 detenidos y enchironados, comienza en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), cuando a los agentes les sorprende que una furgoneta vaya escoltada por 10 coches; bueno, algunas caras les sonaban y, sobre todo, la caravana era llamativa. Total que deciden seguir al convoy, con la imposible discreción que esta decisión conlleva y, claro, los 11 se percatan de que la bofia está ahí, lo que les obliga a pasar al plan B; la furgo con la carga, acelera, cambia la ruta, se pasa a carreteras secundarias, mientras los escoltas hacen lo que pueden para despistar y proteger el alijo. Al final, en Lebrija (Sevilla) y tras una persecución de 30 minutos, el conductor choca (está ileso) y los más comprometidos permanecen fieles, lo que lleva a 4 arrestos, de los 11, y la incautación de la tonelada y media de hachís del moro, identificado como Asmar, y que esta semana, parece que da pérdidas.

De la segunda historia, la del Puerto de Valencia, tendremos más datos a lo largo de la mañana. Como anticipo, informan de que se han aprehendido 3.800 kilos de cocaína, que han llegado a las costas españolas en un contenedor, a bordo de un barco de carga, que suele salir de costas atlánticas de América del Sur, amparado en el llamado gancho ciego, que ni es gancho, ni es ciego, pero de alguna forma hay que llamarlo. La cuestión es que estos 1.500+3.800 kilos de mercancía ilegal, e ilegalmente importada e introducida en el país, tienen que estar sujetos al pago de, al menos, los impuestos que soporta un autónomo: el 48%, en la nueva normalidad CVD-19.

A mi querido lector le dejo el vídeo de la persecuta y el morronazo de la furgona, más que nada, para que Asmar vea dónde ha quedado su carga.

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