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Se cumplen hoy 31 años de la desaparición del “niño de Somosierra”

El niño de Somosierra y sus padres

Juan Pedro Martínez Gómez, así se llamaba, pero la gente le conoce con el triste apodo del “Niño de Somosierra“.

Se cumplen hoy 31 años de aquel día en que, en recompensa a sus buenas notas, se embarcó en un viaje con sus padres, desde la pedanía de Los Cánovas, en Murcia, hasta Bilbao, pero no llegarían nunca a su destino: el Volvo F-12 que conducía el padre de Juan Pedro volcaría mientras descendía el puerto, regando la carretera con el ácido sulfúrico oleum que el camión cisterna transportaba. Los padres del niño murieron en el acto, pero del pequeño, ni rastro.

Como en todo, se especuló muchísimo: se habló de que el padre pudiera haber sido chantajeado para transportar droga, al negarse, habrían secuestrado al niño -de ahí la asombrosa velocidad con la que el camión bajaba el puerto-, se habló de gente vestida con batas blancas en una furgoneta oscura rondando el lugar del accidente -presumiblemente se podrían haber llevado al niño aprovechando la confusión-, se dijo que pudo disolverse con el ácido, pero se demostró que fue imposible porque los cuerpos de los padres sí se recuperaron, además se demostró científicamente que el ácido sulfúrico sólo disuelve los cuerpos en contacto con el agua.

La verdad es que a día de hoy no se sabe nada del paradero del pequeño, y ya son 31 años sin ninguna pista que, sin embargo no ha menguado la esperanza de la abuela del pequeño: “mi nieto está vivo. Nada de bañeras ni nada de camión ni nada. Mi nieto vive”.

Para expertos como el periodista de sucesos Lorenzo Fernández Bueno, “lo último que no se debe perder es la esperanza, a pesar de que el tiempo transcurrido invita a pensar que es difícil”.

Una desaparición misteriosa que ni siquiera hoy, 31 años después, podrá olvidarse.

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