columnacero.com

Un perro guardia civil localiza a dos polizones a punto de morir en el barco Melilla-Motril

Se me ponen los pelos de punta cuando leo esta información de José María Uroz, quien nos cuenta desde Melilla, que dos chavales marroquís, deseosos de emprender una vida en Europa a través de España, se quitaron las ropas, nadaron hasta el barco que hace la ruta Melilla-Motril, y se escondieron en un habitáculo de 50 centímetros.

Estaban dispuestos a morir por vivir un sueño o tal vez una quimera. Los guardias civiles del puerto melillense oyeron gritos, cuando la rampa del buque se cerró y ordenaron parar máquinas. Llamaron a todos los que podían ayudar: todas las unidades disponibles, tanto por mar con el GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas), como  por tierra, con efectivos del Destacamento de Seguridad del Puerto, y del Servicio Cinológico.

Y fue el perro guardia civil, adiestrado para estas labores, quien dio con el lugar donde los dos chicos estaban a punto de morir, en una travesía de 7 horas, sin oxígeno y con frío. Una vez localizados, sacarles no fue fácil, pero estos agentes llevan muchas excarcelaciones a las espaldas, muchas horas de mantener los nervios templados y de volver a la luz a muchos polizones de barcos y camiones.

El lugar donde se habían escondido “es una oquedad de forma ovalada, de muy poca profundidad, como a un metro por encima de la rampa de acceso al buque, cuya finalidad es albergar los engranajes de los hidráulicos de la propia rampa y aligerar el peso de la misma. Una vez levantada la rampa, cierra ese compartimento y tiene tan solo unos 50 centímetros de profundidad”, nos dicen.

Ocurrió ayer, jueves 1, día de los muertos. Ellos están vivos.

Exit mobile version