Para unos fue un gesto natural, normal en alguien que aprecia su físico, comprobar en qué estado tenía la herida que manaba sangre en abundancia. Para otros, un gesto más de vanidad y presunción del delantero del Real Madrid, “pagado de sí mismo”, además de por el multimillonario presidente de uno de los clubes, sino el que más, con mayor potencial económico del mundo. Cristiano Ronaldo recibió en el lance del juego, justo cuando remataba a cabeza para marcar un gol, una patada del defensor en la cabeza.
Las bromas en las redes sociales, los Memes, no han tardado en aparecer y dar la vuelta al mundo. En algunos medios deportivos han comprendido al jugador, justificando su acción como preocupado por saber si podía continuar en el juego. También la prensa rosa ha defendido, a su manera, al jugador, puntualizando que también tiene una carrera como “modelo” publicitario y que debe preocuparse de su buena imagen.
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Lo más estrafalario han sido los sesudos debates en programas televisivos, donde se ha llegado a deliberar a niveles de tesis doctoral si el gesto de Ronaldo respondía a un acto de egolatría o un acto natural y humano. Lo que no saben esos tertulianos de fútbol es que tanto la egolatría, como la vanidad, son tan actos naturales humanos, como la envidia y la risa.
El sarcasmo ha servido para colocar en segundo plano la mayor goleada de la pasada jornada, el 7-1 que consiguió el Madrid en su estadio y que mitigaba algo la crisis de juego que estaba sufriendo el equipo estas últimas jornadas. Quizás esa debería ser la pregunta al espejo del doctor: “espejito, espejito, ¿es este Real Madrid el bello equipo que conseguirá remontar en la liga?