Rocío Flores ha atenido un fuerte bajón en la isla de Supervivientes. Exactamente luego de tres meses de convivencia en la isla y a solo unas horas de la última gala de Supervivientes 2020, la hija de Antonio David se ha derrumbado mostrándose sin fuerzas ni ánimos para seguir. Esto ha provocado la preocupación Albert Barranco, quien ha intentado de todo para animarla.
“Yo me quiero ir de aquí ya”, repetía incansablemente la joven, “estoy amargada, estoy harta, te lo juro", le confesaba entre lágrimas a su gran amigo de la isla.
Con evidente desesperación la joven ha dicho que solo piensa en levantarse e irse de pesca. Rocío se siente extenuada por las calamidades propias de la supervivencia en la isla y se notó muy agobiada, a pesar de que solo le quedan unas horas en el concurso.
Y es que la suma de obstáculos a estas alturas del reality han comenzado a hacer mella en el semblante de la hija de Rocío Carrasco: altas temperaturas, poca comida, cansancio y la convivencia en sí, son factores determinantes en la salud mental de los concursantes: "Ya no es lo mismo que al principio”, aseguraba la joven y con sus ojos llenos de lágrimas le confesaba a Barranco: “Esto es más que duro”
A pesar de que Rocío Flores ha sido catalogada por sus compañeros como una persona muy alegre y optimista, parece ya no poder más con todo esto, a solo unos pocos días para el final del reality.