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“Fumaba desde los 9 años”. Sofía Suescun no quiere hablar

"Ha muerto". Sofía Suescun no quiere hablar de la decisión de Paula de dar por fallecida su relación con las drogas

Sofía Suescun ha sido una de las ganadoras más polémicas de Gran Hermano. Sus relaciones con Suso Álvarez (Alejandra Rubio), Alejandro Albalá (Isa Pantoja) o Kiko Jiménez (Gloria Camila) la han situado como uno de los rostros más conocidos de la prensa del corazón. Peor suerte corrió su precedesora en la victoria de GH, Paula González, quien ahora hace una terrible confesión tras la espiral de drogas que vivió desde que era una niña. "Empecé a fumar desde los nueve años", confiesa la concursante dejando atónita a Sofía y su madre.

El duro pasado del que Sofía no quiere hablar

La edición de Gran Hermano que ganó Sofía Suescun fue la última que presentó Mercedes Milá. La vetereana presentadora se retiraba tras dar por ganadoras a la hija de Maite Galdeano y a Paula González. Precisamente esta última sale ahora a la palestra tras unas duras confesiones de lo que vivió en su vida y de lo que Sofía prefiere guardar silencio.

Afirma que su primer cigarrillo lo probó con solo 9 años, que se lo robó a su madre y que lo compartió con unas amigas en el colegio. No fue una buena experiencia, pero así fue como se enganchó poco a poco en una espiral de adicciones. La separación de sus padres también ha sido clave a la hora de desenvolverse e intentar despreocuparse de los problemas de la vida.

Una vida adelantada le llevó a tener relaciones con hombres mucho más mayores que ella y meterse en el mundo de los piercings, los tatuajes y las drogas blandas. A pesar de que intentó mantener lejos a su familia, su madre, al descubrirlo decidió no volver a hablar con su hija.

Emigró a Hawai y logró desintoxicarse

La vida de Sofía Suescun siempre ha estado marcada por la educación de su madre. Maite Galdeano siempre ha presumido de una educación férrea y eso es precisamente lo que le ha faltado a Paula. Tras ser echada de su casa materna, emigró a Estados Unidos con su padre. Hawái le dió la disciplina que le faltaba pero aún así seguía en un escenario de tentaciones del que no era capaz de salir por sí misma.

Siendo una adolescente, su cara denotaba una historia de excesos y de ojos rojos. Su salvación fue Gran Hermano, el concurso que también ganó al año siguiente Sofía Suescun, obligándola a mantener una vida sana y alejada de las adicciones y las sustancias. Además, y al contrario que Sofía, la rubia presumía en redes de fumar marihuana frente a niñas muy jovenes por lo que decidió adoptar una dosis de prudencia. Sin darse cuenta, logró dejarlo por completo y ahora comparte su historia; un relato duro del que su amiga Sofía Suescun no quiere ni hablar.

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