El coronavirus no es algo para tomar a la ligera. Nadie está exento de contagio, ni los famosos. Eso lo sabe muy bien Belén Esteban.
Fue bastante dramático ver, por primera vez en casi 11 años, las gradas del programa “Sálvame” vacías. La producción de Telecinco se emitió por primera vez sin público asistente como medida de precaución. El momento fue aprovechado para organizar una mesa redonda de expertos sobre la enfermedad y Belén confesó su miedo de contraer la enfermedad ya que es diabética y pertenecen a la población de alto riesgo.
“Me ha llamado la enfermera del endocrino, Sonia, y me ha dicho que tengo que esperarme 15 días. Se ha puesto en marcha un protocolo y se han suspendido las visitas de los crónicos como yo. Yo tengo que pasar controles periódicos porque llevo una bomba de insulina”, explicó la de Paracuellos, y continuó: “dicen que esté muy pendiente del cuidado de manos, que es lo que estoy haciendo. También me han dicho que no vaya a sitios con gente y si lo hago que lo haga con mascarilla que ya lo tengo”.
Mostró también preocupación por su marido, Miguel Marcos, quien es conductor técnico en una ambulancia. “Me acuesto con él y vivo con él”, comentó. Preguntó a los expertos si estaba expuesto a la enfermedad porque entra y sale de los hospitales. Uno de los doctores respondió que no, y agregó: “él seguramente esté más protegido que nadie. La profesión de tu marido no supone ningún riesgo para ti”.
De todas maneras, Belén extremará las medidas. No asistirá a su tradicional visita a San Judas Tadeo: “creo que es mejor no ir. Asistirá mucha gente”, comentó.